Diario de León
Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Son tan parecidos los pórticos de Notre Dame y la catedral de León, que se dirían gemelos, gemelo dibujo y gemelo su gótico francés, que de allí vinieron a izar esta «pulchritud»... pero ahora son también catedrales gemelas en el fuego que convirtió sus cubiertas en gigantesca pira, brasero incandescente contra el que fueron inútiles bomberos o mangueras y, más aún, la idea payasa de Trump de usar aviones cisterna en su extinción, qué bombero el tío, tan especializado él en incendiar redes o éticas. E inútiles también en este caso las lágrimas rezadas de medio orbe que pudo ver en directo las ocho horas de voracidad infernal, pues parecía que el Infierno labrado en el tímpano de su puerta principal, harto de meter miedo frío desde abajo, quiso subirse insolente a la techumbre para crepitar su gloria haciéndose valer e insultando al Dios de Occidente desde lo más alto, con tuteo, mientras los demonios y grutescos de sus gárgolas no sabían si reír la gracia de su Lucifer o suicidarse, que se esperaba, al temerse el derrumbe de la estructura pétrea de esa catedral en su imposible equilibrio de ojivas y arbotantes.

A pie de fuego, el pueblo parisino, como el leonés entonces, lloró impotente hasta de rodillas; y el Lunes Santo se les hizo Lunes de Ceniza mientras ardían también los ecos de los inflamados sermones cuaresmales del dominico Lacordaire que abarrotaba esa catedral a mediados del XIX sin perdérselos la intelectualidad francesa: Balzac, Dumas, Chateaubriand, Tocqueville... o Victor Hugo, gracias al cual se revalorizó un templo saqueado y dañado en la Revolución Francesa o después en La Commune, levantándose entonces la nueva cubierta y la impresionante aguja que ardió el lunes a la vista de esas gárgolas «endemoniadas» colocadas hace 150 años e inspiradas en la famosa novela de Victor Hugo que consagró a Quasimodo. Y ahora, a reconstruir, a rehacer, reavivándose la llama de mi viejo sueño: «León, escuela europea de restauración gótica»... hoy París pide canteros, vidrieros, tallistas... y así devolveríamos algo de aquel gran favor.

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