HISTORIA CENTENARIA
«Pisé las calles de León sin tierra y sin coches»
Emiliana González regresa centenaria a su querida ciudad para vivir la Semana Santa
Cien años dan para muchas cosas, entre otras para recordar una vida apasionante y llena de vivencias, con sus anécdotas buenas y otras no tanto. Pero ahora, Emiliana González Castro, contempla el devenir de la vida con la calma de saber que aún puede viajar a León, su tierra, para disfrutar de largas temporadas y donde poder seguir su Semana Santa, entre otras celebraciones populares tan arraigadas.
Ha cumplido 100 años en febrero y ha cumplido su sueño de volver a ver los pasos, papones y la marcha de las cofradías al paso por la ciudad que recorrió «por calles de tierra, sin coches y nieves de las de antes». Natural de Secos del Condado, tiene una vida como las de entonces, difícil y dura en sus inicios. Ahora vive en pleno corazón de León, muy cerca de la Catedral, junto a su hija Laudina, su yerno Joaquín y su nieta Raquel.
Se trasladaron por motivos laborales a Huesca hace algo más de doce años, desde que enviudó. Por eso no es de extrañar que siga manteniendo que en Huesca está bien, pero «aquí estoy en mi casa». Cierto es que «me gusta salir a pasear, tomar un cafetín al sol y sobre todo observar cómo ha cambiado mi barrio y esta ciudad».
Frente a su casa «había una tienda de comestibles, que llevaban dos señoras. Recuerdo que compraba siempre como lo hacíamos todos en el barrio, pero llegaron los supermercados y se fue apagando todo». En la Palomera, «todo eran huertas, donde los chavales jugaban y León se acababa ahí. ¡Ahora ha crecido tanto…! Hay tanta gente, que casi hasta los vecinos son diferentes» señala.
Emiliana González Castro, es la última de una saga de nueve hermanos. Ha tenido una vida plena: celebró las bodas de oro con su marido Clodobaldo, y tiene dos hijos, tres nietos y dos bisnietos. «Llevo una vida tranquila y organizada gracias a mi familia. Me levanto y hago un poco de gimnasia —argumenta con sonrisa— para mantenerme ágil y luego siempre veo la misa por televisión». Gran devota de San Antonio, reza por toda la familia para que todo les salga bien. «No suelo perdonar la siesta y, la merienda me encanta. ¿Su secreto? «la tranquilidad», cuenta. «Me hicieron una gran fiesta de cumpleaños a la que acudieron muchos amigos y familiares, les estoy muy agradecida por todo. A León, siempre lo llevaré en el corazón. Estoy muy contenta de estar en casa y poder vivir de nuevo la Semana Santa».