Diario de León
Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Como hablábamos de almanaques, trajo Peláez una hojita de taco del 17 de mayo en cuyo anverso rezaba una amenidad histórica sobre lo que le hizo la Inquisición española a Rodrigo de Jerez, marinero de Ayamonte y tripulante de La Niña que trajo de América un fardillo de hojas de tabaco, siendo seguramente el primero que fumó en Europa (hágale aquí el lector una cabezada de respeto y que los de Vox le canonicen con orgullo de raza y como protomártir-patrón de la libertad de fumeque). El caso es que tras verle fumar en alguna cantina o rincón, los vecinos de Ayamonte (otros dicen que fue su propia mujer) le denunciaron a la Inquisición porque echaba humo por boca y nariz como los demonios. El tribunal dictó sentencia sosteniendo que «solo Satanás puede dar al hombre la facultad de echar humo por la boca»... y le cayeron seis años de cárcel. Pero lo que dejó perplejo y furioso a Rodrigo al salir del trullo fue comprobar que «fumar tabaco» era ya costumbre bastante extendida y que incluso la practicaban algunos clérigos, que con el tiempo serían multitud, empedernidos e ilustres fumadores hasta llegar al «Padre Pitillo» de Juan de Orduña, a Antonio de Lama, a mi tío César o a Enrique, párroco del Mercado... qué buenas chimeneas... honor y memoria.

Sin embargo, no fueron pocos los clérigos que siguieron condenando en púlpitos o libelos este abominable vicio de indios salvajes, quebranto de salud y del 5º mandamiento. Y el sermón más encendido solía ser del cura exfumador o que ocultaba estar atrapado en las garras de esta adicción tan difícil de dejar.

En estas, como viniendo al caso, leyó en alto Octavito lo que ojeaba en El País: “Es fácil identificar a los gays en la Iglesia: busca a los homófobos». Fréderic Martel, autor de ‘Sodoma: Poder y escándalo en el Vaticano’, nº 1 en ventas en muchos países, sostiene que la homosexualidad es la clave para entender medio siglo de intrigas en la Iglesia»...

Es libro serio, huye de nombres y sensacionalismos, el papa Francisco lo ha leído atento, Roma ni replica... y tanta sodomía sí que parece cosa de diablo.

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