PSICOLOGÍA
10 consejos para evitar conflictos de pareja en vacaciones
El periodo estival puede ser motivo de conflicto en muchas relaciones
Tras la llegada de septiembre, muchas parejas habrán visto como su relación ha cambiado, en algunos casos debido a los continuos conflictos que sufrieron durante las vacaciones, algo que, desde ese momento, irá empeorando. El verano es un momento donde muchas personas pueden llegar a encontrar los motivos para separarse o divorciarse, sin que previamente existieran problemas.
La rutina habitual, el trabajo o las preocupaciones diarias ocupan una parte importante de nuestros pensamientos. Esto hace que el tiempo que se dedique al ocio, a los hijos o a la pareja sea reducido. Cuando el tiempo es escaso, los roces no aparecen, ya que no hay una gran oportunidad, especialmente sin convivencia de por medio. Cuando nos vamos de vacaciones con nuestra pareja, esto cambia: entregamos la totalidad de nuestro tiempo al otro, a compartirlo y a disfrutar. Es aquí donde pueden aparecer discusiones, donde vemos partes del otro que tal vez no nos gusten o que no hemos aprendido a gestionar. Por eso, en vacaciones, es importante que cambiemos nuestra forma de actuar y pensar para hacer que la relación se fortalezca en lugar de debilitarse.
SIN DISCUSIONES
Al buscar las vacaciones en compañía de nuestra pareja, esperamos que sea un tiempo para compartir y crear buenos recuerdos. Se planifica el viaje, los desplazamientos y el lugar para dormir. Sin embargo, hay una parte importante que no solemos tener en cuenta. Sin prepararnos y anticiparlo, habrá discusiones que hagan que la pareja se resienta o pueda terminar. Esta parte que debemos prever es la que se refiere al aspecto psicológico, en el que debemos aceptar que hay partes que aún desconoceremos y que vamos a descubrir, lo cual, con perspectiva, puede ser muy gratificante.
¿Cómo podemos evitar con los conflictos con nuestra pareja en vacaciones?
1. Sin egoísmo
Debemos crear el equilibrio entre lo que yo necesito y lo que necesita el otro, aunque a una de las partes le pueda costar expresarlo. No debemos ceder ante todo, pero sí debemos amoldarnos. Se deben negociar los tiempos o los lugares a visitar con anterioridad, dejando espacio también para no hacer nada.
2. Planificación
Un viaje conlleva una serie de responsabilidades y planificaciones. Aunque no siempre debe haber un equilibrio, ya que uno de los dos puede estar disfrutando con dicha planificación, no puede existir un desequilibrio marcado. Y de encargarse uno de ellos, el otro no debería echar nada en cara si no está de su agrado. La lista de tareas, actividades y responsabilidades debe ser previa al viaje.
3. Dinero
El presupuesto debe ser consensuado, con un fondo común donde cada uno destine la parte conveniente. Además, es importante saber cuánto dinero será dedicado a cada área, como la comida o el alojamiento. Esto evitará futuros conflictos.
4. Manejo de las expectativas
Cada viaje es diferente, incluso yendo con las mismas personas. No debemos compararlo con otros ni idealizarlo. De vacaciones la pareja busca descansar, fortalecer los vínculos y disfrutar, no llegar a unos estándares.
5. Anticipa discusiones
Si has ido acumulando resentimiento y no has sabido perdonarlo, debes dejarlo resuelto antes de vacaciones. Con el tiempo que se va a pasar con el otro, hay muchas posibilidades de que eso pueda salir a la luz.
6. Gestiona la discusión
Si por algún motivo hay una discusión, procura gestionarlo desde lo que tú sientes, no desde lo que el otro te hace. La responsabilidad de tus sentimientos es tuya, de ti que interpretas la realidad, no siempre de las acciones de los demás.
7. Escucha
Cuando estamos con el otro, tendemos a buscar e interpretar, tanto por nuestra parte como por la del otro. No expresamos lo que queremos y pretendemos que el otro lo diga. Y si el otro está más callado, interpretamos en lugar de preguntar. Prueba a expresar tus necesidades y lo que sientes.
8. Independencia
Las vacaciones no están diseñadas para vivir pegado al otro, especialmente cuando hay intereses diferentes. Si hay varias cosas que visitar y no apetecen a ambas partes, la mejor solución es darse unas horas para que cada uno explore la ciudad y después reencontrarse en un punto para comer.
9. La importancia de aburrirse
El aburrimiento puede ocurrir en el momento o ser anticipado con miedo. Es una sensación subjetiva que no depende de la cantidad de actividades que se hagan. No lo compenses con la agenda llena. Da espacio al silencio, a los ratos de no hacer nada y a la búsqueda de tranquilidad. Esto también implica conectar más con el otro.
10. Sé realista con el tiempo
Los viajes contrarreloj pueden causar numerosas discusiones, especialmente cuando el otro se retrasa o tarda en levantarse por las mañanas. Juega con los márgenes de tiempo y da más espacio a la improvisación.
Aunque la práctica nos enseña que las vacaciones son un periodo propicio para las discusiones de pareja, podemos ver cómo muchos de esos problemas se habrían solucionado si los hubiéramos anticipado. Planificar las vacaciones también implica prepararnos para estar con el otro, con independencia y con la única expectativa de disfrutar.