Cerrar
Publicado por
CORNADA DE LOBO GARCÍA TRAPIELLO
León

Creado:

Actualizado:

Adaia López Esteve es una barcelonesa joven a la que pide el fiscal ocho años de cárcel por arrancarle la lengua de un mordisco a su pareja en lo que dijo sería un «último beso» tras decidir él romper la relación de una vez en un desesperado segundo intento... pues ven, cariño, démonos el último, atorníllame hasta la campanilla, ven... y zrasss, le talló la lengua de un furioso mordisco, escupiéndola después al suelo y largándose garbosa, bien a gusto, tras dejar allí al tío manando sangre como un grifo.

Armas de mujer. La boca, la mejor. Y si además lleva dientes, doble arma. Así la disparó esta pájara, esta loca.

El suceso me avivó el lejano eco de un mordisco parecido, pero más suculento, hace décadas, aquí, en Astorga, y dado también por una mujer vengativa y furiosa, solidaria con su hermana preñada y repudiada. A ningún astorgano hay que recordarle este truculento episodio porque lo conoce al dedillo y aún corre murmurado por el tiempo igual que se cuenta la machada de Pedro Mato y otros mitos. Resumido: un oficial del Regimiento de Lanzacohetes se ve con una de las hijas de un conocido médico de la plaza, la deja embarazada, se desentiende de toda responsabilidad, la desaira y la abandona... pero al poco tiempo ve cómo su hermana le tontea, que se deja también, él se enciende, van en coche a un descampado y se asombra de que la modosa hermanita pase directa a la acción sugiriendo felación alevosa, meditada; y ahí vino el mordisco feroz y justiciero llevándose de trofeo el rabo; y no se llevó también las dos orejas de la corrida al darse por vengada con aquel premio entre los dientes; el tipo estuvo a punto de morir desangrado antes de llegar al hospital militar de Valladolid.

Violencia de género... femenino... ya no solo psicológica, más usual en la mujer, sino física, de fuerza, aunque ni siquiera comparable a la violencia masculina, ojo, que nadie saque aquí moralejas ni paridad imposible con que la mujer también mata, aunque parafraseando lo que se dice de los niños, se advierte que «la mujer no obedece, imita».