VOLUNTARIADO
'Jota' y Sheila suben al tren de la amistad
Voluntariado de ocio para personas tuteladas por enfermedad mental. ‘Jota’ quería salir de la monotonía y Sheila quería abrirse a nuevas experiencias para conocer el mundo. Sin salir de León se han subido al tren de la amistad gracias al programa de voluntariado de ocio que impulsa Feclem. Actualmente, veinte personas se forman para este ‘viaje’ dirigido a personas tuteladas por enfermedad mental. .
Jota no sabía jugar a las cartas y Sheila ha aprendido más de trenes en los nueve meses que lleva de voluntaria en Feclem que en toda su vida. El programa de voluntariado para el ocio de personas tuteladas por enfermedad metal ha puesto en contacto sus vidas desde septiembre del año pasado.
Ahora Sheila «es una amiga mía», dice José Jorge con orgullo. La Fundación Tutelar de Castilla y León Personas con Enfermedad Mental (Feclem) realizó una encuesta entre las más de 400 personas que tiene bajo su tutela o curatela y un 25% expresaron su deseo de participar en actividades de ocio y tiempo libre.
A partir de este dato, la fundación tutelar puso en marcha un programa de voluntariado dedicado al cien por cien a esta labor. Entre 2017 y 2018 reactivó los acuerdos de colaboración con la Plataforma de Voluntariado Joven de Castilla y León y en septiembre del año pasado arrancó la primera experiencia desde la sede de León.
El Bierzo y Palencia se sumaron a lo largo de 2018 y en 2019 a todas las provincias de la Comunidad. Ya son cinco las personas que, como Jota, disfrutan de un tiempo de ocio con una de las personas formadas para este voluntariado tan especial.
«Al principio fue lento, pero desde marzo ha ido muy rápido», comenta Beatriz Verdejo, responsable de voluntariado de Feclem. Actualmente hay 20 personas en personas en formación que quieren seguir los pasos de Sheila.
Esta estudiante de Educación Social en la Universidad de León «quería abrirme a nuevas experiencias y conocer el mundo de otra manera porque se nos da a conocer un mundo muy ideal y no sabemos cómo viven, qué problemas tienen personas con enfermedad mental. Simplemente les vemos como excluidos cuando son personas que todos los días superan obstáculos».
Sheila Rodríguez fue la primera voluntaria en iniciar el programa de ocio para personas tuteladas por enfermedad mental. Y José Jorge Menéndez el primer usuario de la red tutelar. La cita se concierta a través de la coordinadora y suele ser una vez al mes.
«Hemos ido al cine, a ver exposiones, hemos pasado tardes de café y merienda, jugando a las cartas o simplemente charlando», explica Sheila. Ambos han aprendido cosas que desconocían. «Le he enseñado a jugar a la escoba», comenta Sheila. Y ella ha aprendido de trenes lo que nunca imaginó. José Jorge es aficionado al ferrocarril «desde que era un niño y me llevaban a jugar al parque de San Mamés», situado al lado del ferrocarril de vía estrecha.
Con su memoria prodigiosa es capaz de acordarse no sólo de los modelos sino incluso de los números de serie. Es tal la pasión que tiene por los trenes que no se pierde un evento. En mayo acudió a un congreso a San Sebastián y tuvo oportunidad de visitar estaciones emblemáticas como la de Hendaya, Zumárraga y otras. Es socio de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de León y cada sábado suele acudir a actividades con otros compañeros.
Beatriz Verdejo, coordinadora de voluntariado, con José Jorge y Sheila. MARCIANO PÉREZ
Jota es una persona con síndrome de Asperger y trastorno obsesivo compulsivo. Feclem ejerce una curatela para la gestión de su patrimonio desde hace tres años, cuando se quedó sin familia directa, al fallecer su tía Tere que era hasta entonces su tutora.
Este episodio fue el desencadenante de una crisis que motivó un ingreso temporal en el hospital psiquiátrico de Santa Isabel, en la Unidad de Patología Dual. «Se me caía la casa encima por circunstancias que no toleraba», explica. Al ser dado de alta, la comisión sociosanitaria determinó concederle una plaza en la residencia de Alfaem León Salud Mental.
«Tiene una evolución muy buena y posiblemente pase a una vivienda tutelada», explican en Feclem. Está en plena fase de aprendizaje para desenvolverse en la cocina, poner lavadoras y planchar. Otra experiencia nueva. Sheila le anima y le dice que pronto tiene que probar a hacer un bizcocho para una merienda. Se siente francamente bien en su nueva vivienda. «Es hora de que me vaya bien. Le tengo más apego a la habitación donde vivo ahora que a la casa donde vivía antes. Era una pocilga», apunta. Es la casa familiar y tiene muy buenos recuerdos porque allí vivió con su madre hasta que falleció y también con su tía Tere y su tío Patricio, de quien «aprendí mucho», destaca. Pero como hogar se había quedado obsoleto y la falta de compañía era otro obstáculo para su vida.
«Es una etapa que cerré hace dos días. Entregué las llaves a Ruth», puntualiza. Ruth es su referente tutelar, la persona en la que confía para comentar sus decisiones o plantear dudas. José Jorge tiene la capacidad limitada tan solo para la gestión económica y patrimonial, pero en la fundación tutelar no se limitan a cumplir esta misión sin más. Su evolución positiva fue uno de los factores que influyó en ser el primer candidato al programa de ocio y tiempo libre con voluntariado.
El día que queda para salir con Sheila, «voy a buscarle a la residencia y desde allí ya decidimos qué hacer», comenta la voluntaria. El primer día fue «para conocernos» y también muy emocionante porque «no sabía quién era». Ahora ya existe una complicidad y se organizan en función del tiempo, las propuestas culturales de la ciudad y sus propios gustos. Cada cita es «un aliciente» para José Jorge. «Me llena mucho salir de la monotonía de siempre», apunta. Es una persona activa: va al centro ocupacional de Alfaem, al gimnasio y participa en actividades con otras personas de la residencia. Además, los sábados visita a una tía.
Los referentes tutelares y auxiliares de tutela son las personas que dan las pautas para el voluntariado. «José Jorge tiene tiempo libre, es autónomo y tiene claro lo que le gusta», explica Ruth Moro, coordinadora del área social de Feclem.
Cuando sondearon para ver quienes estarían interesadas en el programa de ocio «vimos que hay una necesidad real, una demanda de ocio más allá del que se realiza en los centros donde viven», explica Moro.
Se trata de que las personas tuteladas por enfermedad mental tengan la opción de disfrutar del ocio normalizado como cualquier otra persona. «Es una manera de romper el estigma y los falsos mitos que hay sobre la enfermedad mental». comenta la voluntaria. Su ejemplo ya ha contagiado a una amiga que también quiere ser voluntaria de ocio de Feclem. «Nos gustaría hacer un voluntariado compartido», señala Sheila.