CORNADA DE LOBO
Diario palomero 4
Mandó huevos (dos) la pareja de palomas torcaces que avecindó su nido en nuestro estrecho balcón, tanto, que hace aún más inexplicable ese anidar en él, sobre tiesto, con la insolencia y seguridad de un okupa confianzudo y simpaticote.
2 de julio: Esperamos que no salga huera la puesta palomera. Falta ya nada para que dos pichones conjuren la deprimente natalidad española y devuelvan al aire las flechas veloces de sus vuelos que tanto fatigan a los halcones. La expectativa es enorme porque no son pocos los que vienen siguiendo en fotos este extraño fenómeno y aguardan su feliz desenlace; menos el típico con su tópico: ¡¡las palomas son las nuevas ratas de la ciudad, ratas con plumas; y traen enfermedades!! (también es el típico a quien le das los buenos días y te suelta un ¡serán pa ti!).
3 de julio: Rutina en la procreación. Las palomas van, vienen, por el camino se entretienen y, al turnarse, vuelven a veces con palito o rama seca y así van tuneando el nido. Si me acuerdo, mañana les traigo tomillo como el que ya te dije llevaba uno de Villasinta al pie de su palomar, «porque las palomas son muy señoritas».
4 de julio: Fiesta nacional lejos, pero colada en cada casa por la tele. Para que lo vea la paloma le acerco el móvil (ya les es familiar; hasta piden selfie muchos días). Y nada, la tele se la suda y más el Independence Day de Trump rugiendo tanques y aviones. Ellas no están para fiestas ni desfiles y hoy es día de labor, mucha. A la hora de la siesta, harto de apreturas, el primer palomino rompe el huevo. Al poco, la pájara mordisquea la cáscara. ¿La va a comer y eliminar rastros? Parece, pero no. Levanta el vuelo con ella en el pico y abandona el nido. Aivá, ¿se ha ido a tirar la basura? No tarda en volver a su puesto de puesta donde ahora incuba y empolla, huevo y pichón. El otro nacerá mañana. Confiamos. Ahora solo queda ver qué es eso de que a los pichones les crían sus padres con «leche de paloma». ¿Ye que tien tetes les pites, ho?, pregunta uno de Cudillero en el tuiter. Y sujetador de colorines, se le contesta.