De Nueva York a León con croquetas incluidas
El Centro de Idiomas de la Universidad de León abrió sus puertas una vez más a un grupo de 12 estudiantes del College de Molloy (Nueva York, Estados unidos). Los jóvenes regresan a su ciudad este sábado tras una estancia de un mes en la ciudad de León, donde se sumergieron en la cultura de esta tierra. .
lorena peña | león
Un grupo de entre 12 y 24 alumnos de la Universidad neoyorquina de Molloy convive cada verano en un hogar de la cpital durante un mes para conocer el día a día de una familia española.
Este programa de inmersión cultural española lo organiza la Oficina de Relaciones Internacionales del College de Molloy, junto con la Universidad de León, concretamente a través del Centro de Idiomas de la capital.
Desde que se puso en marcha el programa de lengua y cultura española de la Universidad de León en el año 1994, ya han pasado por esta ciudad cerca de 3.500 alumnos neoyorquinos.
En su mayoría proceden del ámbito de las ciencias de la salud aunque también hay algún alumno de la rama de trabajo social, filosofía, negocios y educación.
La directora del programa, Susana Rubio, cuenta que el promotor del programa es el propio departamento de Lenguas Modernas del centro de enseñanzas superiores de Molloy.
La posibilidad de que los alumnos puedan hacer este curso de inmersión lingüística y cultural en España, según la directora, es posible «gracias a un profesor del departamento de lenguas modernas» —de la Universidad de Molloy—, en el que Susana Rubio fue directora durante nueve años. «Este hombre era hijo de inmigrantes asturianos», aclara. Propuso en su departamento «colaborar con una universidad española con la idea de llevar a los universitarios de Molloy a España». Su objetivo era que estos jóvenes «mejoraran sus destrezas en comunicación española y que experimentaran por sí mismos las costumbres españolas. Quería una universidad a la que no fueran muchos americanos. El conocía muy bien León, y por ello empezó a establecer la relación». «Los alumnos vienen acompañados por profesores del propio departamento de lenguas modernas», afirma. La mayoría de ellos son estudiantes de la especialidad de español para profesionales de la salud.
En el programa de verano, los jóvenes desarrollan en el Centro de Idiomas ochenta horas lectivas durante un mes. «Se pretende que conozcan la cultura española con mayúsculas, la literatura, la historia y la lengua, pero en especial el estilo de vida de una familia española», afirma. «Queremos que practiquen español todo lo que puedan», y para ello es muy bueno la convivencia con una familia con las cuales además aprenden las costumbres, política, la gastronómica y las expresiones coloquiales castellanas. «Las familias los acogen como parte de su familia. Incluso, les llevan al pueblo a conocer a sus abuelos», dice. A veces se forjan fuertes lazos entre los alumnos y la familia de acogida. Las relaciones perduran en el tiempo y se visitan los unos a los otros, cuenta Susana Rubio.
Debido a que la Facultad de Enfermería de Molloy tiene mucho prestigio, cada año se intenta que vengan entre cuatro y ocho alumnos de este grado. Por ello, se organiza cada verano una visita al Hospital Universitario de León en compañía de la jefa de la unidad de enfermería.
Daniela Sarabia, Jack Porter, Olivia Sturiano, Laura Marrandino, Noelle Óneil, Lauren Habacker y Jessika Mauro son siete de los doce jóvenes que vinieron este julio a León. Para ellos, León es una ciudad pequeña y bonita, idónea para venir a desarrollar este programa ya que, como bien dicen los jóvenes, «es una ciudad muy tranquila a diferencia de las grandes urbes como Madrid o de Barcelona».
Un día normal para ellos en León supone ir a clase por las mañanas para realizar «ejercicios de redacción y estudiar gramática y cultura española. Y además se introducen en las costumbres leonesas», explica.
En su tiempo de ocio les encanta ir al bar La Noria, ubicado en el barrio Húmedo. Los chicos vitorean todos al unísono que su persona favorita es el jefe de este establecimiento. «Es nuestro lugar favorito en León. El dueño es muy hospitalario, ¡ya nos conoce!», dicen todos, a lo que Jack Porter añade que «las croquetas de La Noria están riquísimas».
Algo que extrañó a estos neoyorquinos fue «la pasividad de los españoles y su aire despreocupado». «El ambiente, la atmosfera, es muy distinta a Nueva York», concluyen. Afirman que esta gran ciudad estadounidense es «muy ruidosa» y su estilo de vida es frenético y «rápido».
Por el contrario, aseguran que aquí pueden «salir a pasear tranquilamente y a disfrutar de la ciudad» y de sus rincones. «Es muy lindo poder contemplar la ciudad, en Nueva York eso no se mira. Me encanta la vida española», dice Daniela Sarabia.
Su compañero, Jack Porter añade que «en Nueva York siempre hay algo que hacer. Cuando estamos allí es muy fácil tener sentimientos de culpa cuando no se está trabajando o estudiando. Si estás sentado en el sillón da la sensación de que no esta haciendo nada». Todos comparten también la fascinación por la hora de la siesta y por las tapas.
Lauren Habacker fue una de las grandes afortunadas que superó un fin de semana en el pueblo. Le resuló un lugar «muy pequeño y bonito» en donde asistió a la celebración del cumpleaños de su hermana . Asegura que fue «realmente muy divertido».