El psiquiatra Juan José Martínez Jambrina, asturiano del mes
pacho rodríguez
Al otro lado de Pajares hay leoneses que aportan. Uno desciende y el otro asciende pero los dos coinciden en que ganan. Y en algo más importante: en equipo. Hacen buena la frase célebre: «Que no se note que somos de León» En este caso, sí y con orgullo. Si el otro día José Julián Becerro ganó el descenso del Sella junto al lucense Miguel Fernández Castañón, pertenecientes al Club Fluvial de Lugo, y con piragua prestada, ahora es el turno para el reconocimiento a otro leonés, Juan José Martínez Jambrina, psiquiatra, natural del barrio de San Claudio de León, que con su equipo ha sido reconocido como asturianos del mes según . Los dos coincidieron en ser líderes por un día en la salud. Uno, por el deporte, el otro, por la investigación práctica. Martínez Jambrina, junto a Enrique Peñuelas, ya fallecido, es el impulsor de lo que se llama el Modelo Avilés, y un equipo de más de diez personas que siempre reivindica Martínez, y que consiste como medida de impacto en potenciar el tratamiento extrahospitalario para los enfermos en psiquiatría, siguiendo unos parámetros estudiados, y ya contrastados, para mejorar tanto la calidad de vida del paciente como su salud mental. Martínez, al frente, rema así para remontar a ese lugar que no hay que perder porque solo tenemos una: la cabeza.
Y, en parte, si hace falta, también desciende a ese lugar misterioso de las enfermedades mentales. Juan José Martínez Jambrina, director de Salud Mental del Área Sanitaria de Avilés, continúa en este empeño que ha conseguido reducir los ingresos hospitalarios en un 75 por ciento. El método se basa en la asertividad, y pretende que el propio entorno del enfermo sea herramienta de mejora. Implica a los Servicios Sociales y la Atención Primaria, y crea un caldo de cultivo tanto de sociabilidad como de integración que convierte a Avilés, así como otras ciudades que han copiado el método, en un ejemplo. El leonés explica que ese efecto social y sanitario se podría mejorar aún más con respaldo institucional y sin prejuicios entre los entes implicados en todo el sector. Hay premios que abrazan. Y, para Jambrina, que se define casi a la primera como culturalista, en este caso es un golazo de cabeza para combatir la enfermedad mental y lograr, casi reconstruir, vidas normales.