Los crímenes ambientales mueven 230.000 millones de euros al año
Durante 27 días, la Guardia Civil confiscó cientos de piezas de marfil de elefante africano, por valor de casi medio millón de euros, y tres cuernos de rinoceronte, por los que llega a pagarse a 60.000 euros el kilo. La acción estuvo enmarcada dentro de la operación Thunderball, coordinada por Interpol, contra el tráfico de especies silvestres a escala mundial. Al igual que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), otras autoridades de 108 países realizaron intervenciones similares, con la detención de 582 personas, en las que incautaron «desde grandes felinos y primates vivos hasta madera, especies de fauna marina y productos derivados, tales como ropa, productos de belleza, alimentos, medicinas tradicionales y artesanía», indica Interpol. Éste es un ejemplo de la magnitud de los crímenes ambientales que pueden alcanzar los 230.000 millones, según un estudio de la Universidad Estatal de Míchigan. «El crimen ambiental transnacional se ha convertido en el mayor impulsor financiero de conflictos sociales en el mundo», asegura la investigadora, Meredith Gore.
Actividades ilegales como la deforestación, el tráfico de animales y el vertido de desechos tóxicos y electrónicos tiene, según el documento publicado en , «fuertes lazos con la financiación del crimen organizado».