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SALUD Y EDUCACIÓN

Ejercicio para aliviar el peso de la mochila

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EFE | MADRID

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La mitad de los niños y siete de cada diez niñas de entre 13 y 15 años han padecido dolor de espalda, y a partir de esa edad su frecuencia va aumentando hasta hacerse similar a la de los adultos; el ejercicio, aligerar la mochila y evitar el reposo en caso de molestia son la clave para evitar su aparición.  

Por este motivo, el Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) y la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (Reide) han puesto en marcha una nueva edición, y ya van 17, de una campaña de prevención de estas dolencias entre los menores.  

Es entre los 6 y los 10 años cuando los niños deben adquirir hábitos que obstaculicen la aparición del dolor de espalda y reducir su impacto, ya que a partir de esa edad las molestias van aumentando de forma progresiva y a los 15 la frecuencia es similar a la de los adultos, que alcanza el 80 %, ha señalado este miércoles en rueda de prensa el doctor Francisco Kovacks, director de Reide.  

Uno de los motivos que lo explican es que a medida que los chicos van creciendo, reducen la actividad física por una forma de ocio pasiva, dedicando el tiempo que antes destinaban a moverse «a la pantalla» de tabletas y teléfonos móviles.  

De hecho, recuerda Kovacs, el 63,6% ni siquiera practica los 60 minutos al día de ejercicio físico recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tal y como ha puesto de manifiesto el reciente informe Pasos de la Gasol Foundation.  

Así, el deporte se erige como el peor enemigo del dolor de espalda, «y cuanto más, mejor», con un único «matiz»: la práctica de deporte competitivo, cuasi profesional, se asocia a un mayor riesgo de sufrirlo porque lleva aparejada una mayor posibilidad de padecer lesiones y desequilibrios musculares, por lo que el doctor recomienda seguir estrictamente las pautas de los monitores.  

En ello coincide el presidente de CGCOM, Seráfín Romero, quien lamenta ver cómo «año tras año este problema se eterniza» y que, a pesar de las recomendaciones basadas en evidencias científicas que lanzan cada curso escolar, todavía sea «como predicar en el desierto».  

Otra de las medidas que se ha revelado eficaz para combatir esta dolencia, y que tampoco depende de terceros, sino del propio niño y su familia, es evitar el reposo en caso de que aparezca el dolor. «Antiguamente, se prescribían 14 días de reposo, ahora se asocia al aumento del dolor», ha subrayado Kovacs.  

Y es que guardar cama más de 48 horas cuando aparecen episodios dolorosos reduce el tono muscular, lo que no solo hace que se prolongue en el tiempo, sino también que se incremente el riesgo de que vuelva a repetirse; por el contrario, mantener el mayor grado de actividad física que permita la molestia acorta su duración y la posibilidad de que vuelva a aparecer en el futuro.  

También hay otras formas de prevenir el dolor de espalda infantil, aunque dependen de terceros y de una mayor implicación de las administraciones. La primera es reducir el peso de las mochilas, que en un tercio de los casos sobrepasan el recomendado.  

En este sentido, el doctor subraya que, de la misma forma que en el ámbito laboral el porcentaje máximo establecido es del 10 % del peso corporal, en el escolar debería ser el mismo.  

Desde la Confederación de Padres y Madres de Alumnado (Ceapa), María del Carmen Morillas ha hecho un llamamiento para implicar a la comunidad educativa, aunque ha reconocido que en los últimos años sí que se ha percibido un incremento de la sensibilidad de los profesionales de este sector sobre este asunto.  

«¿Por qué tienen que llevar libros en un mundo digital?», censura Kovacs, quien ha propuesto que, «de no quedar más remedio que llevar peso», se opte por las mochilas con ruedas y, de no ser tampoco posible, al menos situarla lo más cerca del cuerpo posible y sujetarla con un cinturón.  

También apuesta por otras medidas como dividir cada libro es fascículos trimestrales o fomentar el uso de taquillas, así como por adecuar el mobiliario de los centros escolares, sobre todo en los momentos de mayor crecimiento como es la pubertad; algo tan «sencillo» como sillas regulables podría reducir la aparición del dolor de espalda.