Diario de León
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León

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Quienes me conocen saben que no soy monárquica y que, por lo tanto, el deporte ‘rey’ no me interesa, salvo cuando invade mi espacio, que es casi siempre. El asunto de su omnipotencia se parece a cuando te encuentras con viajeros sentados en el metro con las piernas abiertas, y quien está a su lado tiene que desafiar la ley de la gravedad para llegar íntegra a destino. Debo reconocer que me molestó el recibimiento que le hizo el París Saint Germain al delantero brasileño que, haciendo honor a la costumbre de su país, es capaz de hacer de su vida profesional una telenovela por entregas. Cuando vi la torre Eiffel encendida en su honor me entró un corre corre que no olvidaré. Este chico, salvando las maravillas que haga con sus pies, es un pelma, que ocupa más espacio informativo que un premio Nobel. No me extraña que en este país, tan seguidor de ídolos momentáneos, haya tantos chuchos que se llamen ‘Ney’, un apelativo cariñoso que se le adjudicó cuando jugaba en el Barcelona para legitimar un amor eterno que resultó efímero. He echado una ojeada a los ríos de tinta que los grandes del fútbol ocupan, algunos de ellos con un historial de evasión fiscal más que dudoso, y me he detenido en las imágenes de sus vehículos de alta gama o su vestuario de catálogo plusmarquista. En el trámite, he alucinado con la infinita y eufemística adjetivación de mis colegas deportivos, pero me he desmoralizado al comprobar los futbolistas de primera son la casta social más intocable de la sociedad. Neymar salió del Barcelona oyendo las voces de quienes le calificaban como un macarrilla que denunciaba a su club, y cambiaba dinero por felicidad, pero cobra 30 millones de euros en el PSG, y ha sido tasado por el emir de Qatar Nasser al Khelaifi, presidente del club parisino, en 300 millones. Hace cuatro días, cuando el chico formaba parte de nuestro chapapote, Qatar Airways era el patrocinador principal del Barcelona, cuya relación con la firma catarí ha sido más que polémica. A pesar de su nefasta experiencia, el club ha intentado fichar al futbolista.

Ni quito ni pongo, pero en este país hay páginas cuyo contenido ha sido escrito a base de corrupción, y esta semana los jueces han imputado o llamado a declarar a destacados miembros de la política. Me gustaría que se hiciera lo mismo con el astro ‘rey’.

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