UN TABÚ LETAL
«Ocultar el suicidio impide ayudar a otras personas»
Cada año se quitan la vida en León una media de 50 personas, el doble que por accidentes de tráfico. Beatriz Arias ha fundado el Grupo Supervivientes del Suicidio en León
Un tabú letal. Cada año se quitan la vida en León de forma voluntaria una media 50 personas. Oficialmente son el doble de muertes que por accidentes de tráfico —28 en 2016— pero se cree que la cifra oculta del suicidio eleva al triple esta proporción. «No hay medidas de prevención y sigue siendo un tabú», alerta Beatriz Arias, una berciana que fundó el Grupo Supervivientes del Suicidio en León tras sufrirlo en su familia.Mañana ofrece una charla en el Teléfono de la Esperanza con motivo del Día Internacional de la Prevención del Suicidio.
«Mi padre ya no va a volver, pero a lo mejor yo puedo ayudar a otras personas», afirma Beatriz Arias, la berciana que ha puesto en marcha el Grupo Supervivientes del Suicidio en León desde Bembibre. Hace dos años su familia y ella quedaron devastadas por el fallecimiento de su padre.
Se quitó la vida en el segundo intento y está convencida de que hablar del tema puede ser útil a otras personas. Además, reclama atención específica para los supervivientes, familiares y personas que sobreviven a intentos, porque el tabú y la falta de prevención.
Hay que hablar del suicidio . Lo dice esta berciana y lo corroboran psicólogos y asociaciones como el Teléfono de la Esperanza , que tiene un programa específico de atención inmediata, o asociaciones de ámbito estatal como Aipis con las que colabora Arias.
«El problema no es hablar, sino cómo se habla. Se oculta una muerte por suicidio pero se cuentan todos los detalles de cómo se ha quitado la vida. Es lo que ha pasado con el caso de Blanca Fernández Ochoa. Nadie dice que se ha suicidado pero describen cómo ha muerto, justo lo contrario de lo que se debería hacer», alega. Si hay algo que desaconsejan los expertos es dar detalles sobre el método utilizado, subraya. «Ocultar el suicidio impide ayudar a otras personas», reecalca. Es el objetivo del Grupo Supervivientes del Suicidio que puso en marcha hace dos años a raíz de la muerte de su padre.
En este tiempo unas quince personas han pedido ayuda. «Algunas que han sufrido el suicidio de un familiar y otras que tienen ideas suicidas», explica. Muchas prefieren no participar en las reuniones del grupo. «Hay quien ha sufrido la muerte de un familiar hace 20 años y nunca ha hablado de ello», afirma.
En lo que va de verano, ha atendido al menos cinco casos. Algo que considera preocupante porque «no existen medidas de prevención en el ámbito sanitario. Cuando una persona la ven alterada la mandan a urgencias, si sufre un intento la derivan a psiquiatría y la ingresan una semana. Después no hay seguimiento. Una consulta de psicología en los servicios de Salud Mental dura diez minutos y una de psiquiatría tres minutos», denuncia.
También reclaman atención para los familiares. «Cuando sufres la muerte por suicidio de un ser querido te quedas devastada», asegura. La soledad, no saber qué hacer, el sentimiento de culpa y de rabia asaltan las emociones. «Vives en una montaña rusa de ansiedad y no encuentras apoyo», lamenta.
Ser superviviente del suicidio significa además enfrentarse al estigma social que aún pende sobre esta lacra «no se reduce porque no están tomando medidas».
Beatriz Arias ha creado el Grupo Supervivientes del Suicidio en León a raíz de la pérdida de su padre hace dos años. L DE LA MATA
Beatriz Arias asegura que la falta de medidas de prevención hace que la cifra de suicidios sea muy superior a la de muertes por accidente de tráfico. En el caso de la provincia de León, según los últimos datos disponibles, en 2016 se produjeron 43 muertes por suicidio y 28 por accidentes de tráfico. Sin embargo, se cree que la cifra oculta de suicidios es tan elevada que «hay el triple de suicidios que muertes por tráfico», asegura.
«No se tienen en cuenta muchos accidentes de tráfico que en realidad son suicidios o envenenamientos por pastillas que se dan por accidentales», añade. Se cree que las depresiones y las enfermedades mentales están detrás del 90% de los suicidios que afectan especialmente a los hombres.
En el caso de León, de las 43 personas fallecidas por suicidio 32 fueron hombres y 11 mujeres. Una proporción de tres a una. En cuanto a las edades, los tramos que registran más casos son de personas de 30 a 39, 40 a 44, 55 a 59 y 80 a 84, además de la franja de personas muy jóvenes, de 15 a 29 años.
Si la prevención es necesaria, en el caso de las nuevas generaciones, apunta esta joven, «hay un riesgo muy elevado de que aumente debido a causas como el acoso, el abuso en redes sociales o la anorexia». «Los datos estadísticos que manejamos en adolescentes y jóvenes nos indican que, en la mayoría de los casos, dentro de esta población, el deseo de morir surge como respuesta a una crisis vital, sin que haya un trastorno identificado de base», comenta Mercedes Martínez, presidenta del Teléfono de la Esperanza en León.
‘Yo también soy vulnerable’ es el lema de la campaña de este año del Día Internacional del Suidicio, que se celebra el 10 de septiembre. «Reducir el sufrimiento, de la naturaleza que sea, es una tarea que nos incumbe a todos», asegura Mercedes Martínez, presidenta de esta entidad. «Creemos que, cuando hablamos de prevención del suicidio, es necesario tener en cuenta que todos los seres humanos somos vulnerables, sensibles al sufrimiento psicológico», añade la fundadora.
Tanto los estudios de suicidología como las técnicas psicoterapéuticas más recientes, «enfatizan la importancia de reconocer el impacto que las experiencias difíciles de la vida tienen en nuestro psiquismo y, la importancia de abordarlas desde su reconocimiento y aceptación como paso previo para el cambio o la transformación», explica Martínez.
El suicidio en la familia es el título de la conferencia que ofrece el martes en León José María Jiménez, catedrático de Filosofía y vicepresidente nacional del Teléfono de la Esperanza. Será a las 19.30 horas en el salón de actos del Ayuntamiento de León (entrada por Alfonso V) y cuenta también con el testimonio de Beatriz Arias, como familiar afectada e impulsora del Grupo de Supervivientes del Suicidio en León.