REVISTA
La farmacia de la montaña
No son todas autóctonas, pero pueden encontrarse sin mucha dificultad en la provincia. Lavanda, tomillo, romero, diente de león o rosa mosqueta despliegan todo su potencial en productos de cosmética y limpieza que aportan bienestar y respetan el entorno
Son terapéuticas, miman la salud y, si sabemos utilizarlas, prolongan nuestro bienestar. Sus poderes son bien conocidos desde tiempos ancestrales, pero fueron arrinconados por la poderosa industria química que inventó nuevos productos llenos de reclamos comerciales que entraban por los ojos del consumidor desde el minuto cero. Ahora, las plantas resurgen de sus cenizas al calor de una realidad: la demanda creciente de una sociedad cada vez más concienciada con la salud y que quiere volver a lo natural.
«A priori, los productos químicos nos facilitan la vida y nos resuelven problemas, pero hemos llegado a un punto en el que es tanta la sobreexposición que sufrimos que se empiezan a producir en muchas personas reacciones y respuestas negativas en su cuerpo», explica José Luis Morán, fundador, junto a su mujer, Karen Diana Palacio, de Naturkamo, un proyecto familiar que nació en 2012 en Carrocera. En este rincón de la montaña leonesa elaboran cosmética natural aprovechando los recursos del entorno. Así, empezaron a hacer cosmética artesanal de una manera totalmente natural aplicando las propiedades de las plantas terapéuticas e ingredientes naturales a sus productos.
Lavanda, romero, rosa mosqueta, caléndula, malva, hipérico, cola de caballo, tomillo, salvia, laurel, milenrama, menta, diente de león... son sólo algunos de los nombres de estas plantas que tratan en forma de hidrolatos, infusiones, decocciones, oleatos, tinturas, aceites esenciales, jugos o aditivos que vuelcan todas sus propiedades en productos cosméticos de uso cotidiano.
Para encontrarlas, la provincia leonesa se presenta como un interesante escenario de cultivo. Algunas de ellas no son exactamente autóctonas, pero están introducidas aquí desde hace mucho tiempo y forman parte de las plantas terapéuticas de nuestro entorno. Y ahí reside parte de su magia, en la facilidad para integrarlas en nuestras costumbres porque las tenemos ahí mismo.
Jabones, geles, cremas hidratantes, aftershaves, tónicos, exfoliantes, desodorantes, pastas de dientes, sales de baño o protectores solares que llevan la naturaleza a nuestra vida cotidiana libres de tóxicos y químicos. «Lo que más hemos vendido es la crema de caléndula y el jabón de la misma planta que suelen usarse en casos de pieles sensibles, irritadas, con piel atópica y que dan unos resultados excelentes», asegura Morán. Junto con la caléndula, la lavanda es la planta más polivalente en lo que a cuidados se refiere, sobre todo de la piel. Y es que la materia prima, aseguran desde Naturkamo, y la forma de tratarla tienen una enorme trascendencia en la salud. Lo llaman la ‘salud consciente’, en la que la responsabilidad a la hora de elegir los cosméticos que utilizamos es el primer paso y, a la vez, el más importante.
Pero además de cosmeticos, la naturaleza nos abre un enorme abanico de posibilidades para elaborar también productos de limpieza. Detergentes de lavadora, suavizantes, friegasuelos, lavavajillas o limpiadores multiusos. Productos que utilizamos a diario y que se elaboran a base de vinagre, jabón potásico, jabón sódico, bicarbonato o aceites esenciales y que están exentos de fragancias sintéticas. En realidad, ingredientes simples que se utilizaban antiguamente y cuyos secretos eran bien conocidos por nuestros abuelos.
Una forma diferente de cuidarse y respetuosa con el medio ambiente que sigue captando adeptos porque, además, sus defensores aseguran que funciona.