Diario de León

Filandón

El dibujante leonés Martín echa las cartas

La editorial Reino de Cordelia publica un libro caja con un peculiar tarot y prólogo de Fernando Arrabal

Imagen de una de las cartas del dibujante leonés Martín.

Imagen de una de las cartas del dibujante leonés Martín.

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Escritores como Borges, Yeats o Philip K. Dick y artistas como Leonora Carrington recurrieron al tarot para tomar decisiones que afectaron a su obra. Salvador Dalí fue más lejos y diseñó una baraja entera, con los veintidós arcanos mayores y los cincuenta y seis menores. El genio surrealista volcó su mundo en los naipes y ahora el dibujante leonés Miguel Ángel Martín también prueba suerte. Su baraja, con un libro dentro de una espléndida caja editada por el sello Reino de Cordelia, llega mañana a las librerías.

A Martín, que no confía en los designios de las cartas, aunque considera el tarot «un entretenimiento fantástico», fue el artista escocés Fergus Hall quien le dio la idea. Hall diseñó en 1974 un tarot para que James Bond se enfrentara al vudú en la película Vive y deja morir. El creador de Brian the Brain deja claro que no ha tirado de «fondo de armario» para ilustrar sus naipes. «Todos dibujos son nuevos». Lo más curioso es que ninguno de los personajes de la baraja esotérica tiene rostro, porque «no quería que tuvieran personalidad, sino que el protagonista fuera el concepto». Claro que a la muerte no le ha quedado más remedio que retratarla como una calavera. Al resto —la emperatriz, el mago, la sacerdotisa, el colgado, el diablo o el loco— los ha ocultado detrás de máscaras.

Imagen de la portada del libro con el tarot . DL

 

Martín le pidió el prólogo del libro al excéntrico Fernando Arrabal pensando que quien escribió La torre herida por el rayo tenía que ser un experto tarotista. Arrabal aceptó el encargo, pero confiesa en el prólogo que solo Topor sabía menos que él de estos naipes y que su único contacto con los arcanos fue una única vez, a través de Jodorowsky. En 1983 el escritor chileno visitó a Arrabal en su piso de París y allí le leyó el tarot. A los pocos días, Jodorowsky pidió a su amigo que acudiera a su piso. «Te va a leer el tarot Eugenia», le espetó. Y apareció una joven de 17 años descalza. Ambos se quedaron solos y Arrabal empezó a escuchar «una cascada de visiones asombrosas». Al rato apareció Jodorowsky con un manuscrito. Le dijo que era su primera novela y que la iba a titular La torre herida por el rayo. Arrabal se quedó atónito, porque un mes antes había ganado el Nadal con una novela de idéntico título.

El libro, aparte del divertido prólogo del autor de La matarife en el invernadero, contiene una pormenorizada explicación sobre las cartas, cómo echarlas y algunos conjuros. Uno de los hechizos explica cómo hacer carrera política. Lo primero es afiliarse a algún partido. Después en una cartulina se escribe alrededor de un círculo la leyenda latina «Numquam dicit non semper, ut ita dicam, quod est super me» (nunca digas nunca jamás o este cura no es mi padre, en traducción libre). Sobre la cartulina se coloca un garbanzo negro. «Suele hacer efecto al mes y medio». En caso contrario, un remedio infalible es «atar el garbanzo negro al cabello de un tertuliano proclive al partido donde se intenta medrar».

No es una baraja para videntes o creyentes —que también—. El de Miguel Ángel Martín es un tarot pasional y crudo como la vida, porque, como explica la editorial, está hecho «a imagen y semejanza de su obra, provocadora y sexualmente desinhibida».

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