Diario de León
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JAVIER F. ZARDÓN

En el sexagésimo… de la magia. La que pergeñare ‘aquel’ ingeniero anglo-helénico —padre griego y madre bávara— de familia viajera —expulsada— en barco británico de Smyrna en ‘aquel’ septiembre de 1922, que acabaría recalando en la londinense ‘Battersea Polytechnic School’ y de ahí, a la ‘Morris Motor Company’… ya prometía, el ‘asunto’.

Tanto, como que a finales de 1955 ‘nuestro’ Alexander acabaría por ‘alistarse’ en las filas de la BMC (planta Austin de Longbridge) a las órdenes de Sir Leonard Lord con el propósito —nunca fueron ‘pequeños’ los retos— de diseñar tres nuevos coches para uso familiar; sólo que… el conflicto egipcio-británico, que acabaría desembocando en el cierre temporal del Canal de Suez y la primera crisis del petróleo en 1956, daría al traste con el proyecto… abriendo el camino al gran desafío de «menos es más»: pequeño por fuera y grande por dentro, ágil y eficaz, económicamente accesible…

A finales de agosto de 1959, la BMC desvelaba el resultado de los bocetos que ‘nuestro’ Sir Alec había ‘dibujado’ en manteles y servilletas durante los almuerzos, ¿por qué será que lo genios sólo necesitan un trozo de papel y su imaginación… para revolucionar?; por qué será —lo fue— que ‘nuestro’ Sir Alec considerase a los comités de diseño solamente como ‘maquinarias’ para «crear engendros»: los 3,05 metros del Morris Mini-Minor y el Austin Seven demostrarían —¡y cómo¡— la revolucionaria originalidad de una ‘pastilla de jabón’ que presumía de 195 litros de maletero, cuatro plazas y un transversal tetracilíndrico (848 c.c. y 34 CV) alojado bajó un coqueto capó y una característica parrilla frontal… que ha traspasado tiempos y fronteras: más de 5,3 millones de ‘Minis’ abrochando la producción del ‘sueño’ de Issigonis, justo cuando despuntaba el XXI, con tres generaciones en su haber —la más reciente en 2014— y un buen puñado de arquitecturas: 3 y 5 puertas, Cabrio, Clubman, Countryman…

Desde el principio, el Morris Mini-Minor ya destacaba por su vocación de futuro, aunque tampoco nadie podía imaginar entonces hasta qué punto esas ‘profecías’ se acabasen haciendo realidad… sesenta años después, muy pocos conceptos de coches han conseguido sobrevivir —tanto y tan bien— durante tantas décadas y, ninguno de ellos, se ha convertido jamás en una gama tan amplia de variantes como el Mini cumpliendo, eso también, todos los requisitos de su época: 3,05 metros de largo y 496 libras —de entonces—, «simplemente perfecto» para pequeñas plazas de estacionamiento y presupuestos ajustados suscitando, incluso, el interés de los usuarios que buscaban no sólo unas dimensiones compactas y prestaciones deportivas a mediados de 1961: Mini Cooper.

En fin… ‘conducir un Mini no es solamente trasladarse entre A y B, es una cuestión de estilo’… muy bien podría haberlo firmado el mismísimo Sir Alec: «Yo no inventé el Mini, yo lo diseñé», eso sí que lo afirmó… rotundamente. ¡Happy birthday!

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