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León

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carmen Tapia

LEÓN

El Instituto Marqués de Barcelona, centro que dirige la leonesa Marisa López-Teijón, propone cambiar los criterios para la selección de embriones aptos para transferir al vientre maternos en los tratamientos de reproducción asistida. Un estudio presentado en el décimo Congreso de la Asociación para el estudio de la Biología de la Reproducción (Asebir) demuestra que los embriones son capaces de autorrepararse desde el segundo día de vida, lo que los hace viables para su implantación. Hasta ahora, estos embriones de peor aspecto eran rechazados por considerarse de baja viabilidad. «Es apasionante descubrir que en el segundo o tercer día de vida el embrión es capaz de detectar que una de sus células se ha alterado y tiene potencial para eliminarla y poder seguir creciendo sano», afirma López-Teijón.

Esta investigación ha merecido el premio Asebir al Mejor Póster 2019. La investigación del Instituto Marqués demuestra que los embriones capaces de excluir células multinucleadas durante la blastulación incrementan su potencial reproductivo. «A partir de ahora cambia el criterio sobre algunos de los embriones que no siguen las pautas de evolución normales, pero que, según se ha demostrado, pueden acabar convirtiéndose en un bebé sano», asegura la ginecóloga.

Asebir se creó en el año 1993 y agrupa a la mayoría de los profesionales que desarrollan su actividad en el ámbito de la Biología de la Reproducción, ya sea en tareas de aplicación clínica en los laboratorios de Reproducción Humana Asistida como en investigación básica.

La investigación fue posible gracias al uso del Embryoscope, incubadores de embriones que llevan incorporada una cámara de video que filma su desarrollo para poder observarlos sin peligro de forma continuada. Para realizar el estudio se ha analizado el desarrollo de 23.340 embriones, desde su fecundación hasta el quinto día de evolución. No hay dos embriones iguales. El número de combinaciones genéticas posibles es infinito. «Por ello, desde el instante de la fecundación todos hemos tenido nuestras caracteríticas exclusivas, que ya nos han hecho únicos desde ese preciso momento», asegura Teijón. Esto ocurre en todos los embriones, no sólo en los de fecundación in vitro. «Cada embrión funciona como un equipo de células controladas por un líder con el objetivo de vivir. Si algunas células se empiezan a dividir de forma anómala y no son capaces de controlarlas, las malas ganan y el embrión no podrá desarrollare. Es precioso ver cómo, desde el inicio de la vida, los seres humanos son capaces de eliminar sus puntos débiles para seguir los criterios correctos y conseguir seguir adelante en la vida».

Asebir cuenta con un millar de asociados de distinta formación en el área de las ciencias biomédicas (biólogos, biotecnólogos, farmacéuticos, químicos, bioquímicos, veterinarios y médicos).