Seat. El volante… que llegó del cielo

Proyecto pionero de uso de drones para el transporte de piezas de automóvil: en 15 minutos, un volante ‘viaja’ del Centro Logístico hasta la línea de montaje.

J. F. Z.

Prevención de incendios, vigilancia de fronteras, control fiscal… y ‘piezas volantes’; los drones cada vez más presentes en nuestros cielos, y se multiplican sus finalidades.

«Activamos el Protocolo Dron»… arranca la operación. En el taller de montaje se necesita un volante, y se activa el protocolo: el pedido se recibe en el Centro Logístico de Grupo Sesé, se coloca la pieza en una cápsula de fibra de carbono, que pesa 5 kilos y medio y se ancla al dron con un electroimán… el volante ya está listo para volar desde la zona de despegue.

El dron (1,7 metros de envergadura, hélices de 40 centímetros y batería eléctrica) alza el vuelo: 1,8 kilómetros desde el Centro Logístico hasta uno de los talleres de montaje de Seat en vuelo autónomo, sobrevolando la fábrica a 95 metros de altura y 40 por hora de velocidad; sólo 4 minutos desde el despegue hasta la entrega de la cápsula. En total, 15 minutos desde la activación del proceso hasta que el volante esté dispuesto en la línea de producción.

Para Tino Caballero, piloto de TSA Center, «lo más importante era que el Dron tuviera gran capacidad de carga y dotarlo de redundancia en todos sus elementos: 6 motores, 3 GPS, 6 baterías y 3 IMU (Unidad de Medición Inercial) son el cerebro del dron, triplicando la seguridad».

Un proyecto pionero que, además, se realiza bajo la supervisión de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y que pretende ir más allá que el traslado puntual de volantes y airbags.

Los drones resultan ser elementos esenciales en la estrategia ‘smart factory’ de Seat, para mejorar sus procesos productivos, ofreciendo mayor rapidez y flexibilidad a los clientes.

De momento, algunos de ellos conducirán con un volante… que llegó del cielo.