La Virgen mantiene viva la esperanza
P.R.B. | LEÓN
Cuando la capital leonesa queda atrás para los cientos de peregrinos que la recorren a diario en su particular Camino hacia Santiago, aún hay motivos para la esperanza, para volverse a sorprender, para detenerse una última vez en torno a una joya que brilla a la vista de todos. Entra en escena el municipio de Valverde, con la Virgen del Camino como principal exponente.
Y es que El Camino de Santiago marca al municipio de Valverde en todas y cada una de sus localidades. Aquí la Ruta Jacobea se hace grande de verdad antes de enfilar su partida hacia Hospital de Órbigo y Astorga. El recorrido se parte en numerosas variantes que permiten conocer sus diferentes pueblos a fondo. Luego, más adelante, de nuevo se reunificará más allá de las fronteras del municipio. El Ayuntamiento de Valverde de la Virgen, consciente de la importancia que el Camino tiene para cientos de peregrinos cada día, hace un continuo esfuerzo por mejorarlo con nuevas señalizaciones, albergues de primera calidad y servicios alternativos que no se encuentran en otros lugares.
Otro de los grandes reclamos es la festividad de San Froilán, que llega puntual cada 5 de octubre. Una festividad que marca cada año el punto álgido de la oferta turística y cultural de La Virgen del Camino. Carros engalanados, venta de productos típicos con las avellanas como protagonistas, desfiles de pendones, bailes regionales, celebraciones religiosas y otras actividades lúdicas centran la jornada a la espera de miles de ciudadanos que no dudan en formar parte activa de la gran fiesta de León. Un espejo de calidad, de buena promoción y de la capacidad de todo un municipio para generar actividades de máximo interés que atraen turismo.
Como no podía ser de otra manera, a todo ello se une una completa oferta gastronómica en sus múltiples restaurantes y bares, así como lugares donde hospedarse, comercios y actividades para todos los públicos. La basílica de La Virgen del Camino es sin duda alguna su gran referente patrimonial. La actual edificación se puso en pie entre 1957 y 1961 por el arquitecto Fray Coello de Portugal. Su construcción fue sufragada en parte gracias al mecenas Pablo Díez, que cuenta con una calle a su nombre en la localidad. El pórtico principal, así como la imagen de La Virgen son dos de los puntos que nadie debe perderse.