El libro sobre la fortuna de la dictadura
clara gómez/Jorge Mira
Tras la exhumación de Franco el pasado 24 de octubre, la familia del dictador ha vuelto al foco mediático por la subasta de unas joyas de su esposa, Carmen Polo, que recupera la polémica sobre la fortuna estimada de 600 millones de euros en propiedades inmobiliarias, valores en efectivo, regalos que recibió en vida y los negocios emprendidos por los Franco una vez muerto. Un «gran negocio» gestado desde la dictadura que el escritor y periodista Mariano Sánchez Soler desgrana en su libro La familia Franco S.A., una nueva edición actualizada de su obra Villaverde: Fortuna y caída de la casa Franco, que se publica estos días y recoge de forma más detallada el origen y evolución de la fortuna «hasta donde se puede saber». El autor ha explicado, en una entrevista con Efe, que estas actividades económicas y propiedades, recogidas en la obra publicada por Rocaeditorial, difícilmente pueden ser embargadas ya que, recuerda, son «legales» aunque su origen «sea discutible» porque se amasaron bajo la dictadura, un periodo en el que «lo público y lo privado se mezclaba» y donde los políticos «también eran empresarios».
Con todo, Sánchez Soler ha asegurado que «no es tanto que los familiares rindan cuentas, sino de cómo se han conseguido esas propiedades y qué tipo de tratos y privilegios han recibido». Preguntado sobre la reciente salida a subasta de las joyas de la esposa del dictador, Carmen Polo, por valor de 400.000 euros en Londres, el escritor ha considerado que «no es expolio» porque las joyas pertenecen «legalmente» a los Franco y ha asegurado que «llevan vendiendo joyas, medallas y todo tipo de objetos convertibles en dinero desde el principio de la transición». «Que se sepa», ha añadido. Además, el periodista ha subrayado que «nadie ha revisado nada» sobre el origen de los bienes con los que traficaba la familia, y lo ha ejemplificado con varios casos como la detección de cuadros destino a Miami o cuando la misma Carmen Franco fue retenida en Barajas con decenas de medallas de oro rumbo a Suiza para «hacerse un reloj de cuco».
Querella contra él
Sánchez Soler también ha admitido que no ha hablado con los Franco durante la investigación pero ha recordado la querella que le interpusieron los familiares tras publicar la primera edición del libro en 1990, una época en la que la familia no hablaba con nadie y mantenía «la puerta cerrada» a reportajes y entrevistas: «Ellos sabrán que quieren ocultar». «La clave es entender que durante todo el proceso democrático no fueron molestados», ha dicho el periodista, ya que los descendientes del dictador «pudieron hacer sus negocios y legalizar los que tenían sumergidos» y añade que esas prácticas las ha realizado también «muchísima gente» porque las amnistías fiscales «no son un invento» de Cristóbal Montoro.
A pesar de que «utilizar artimañas empresariales» estaba a la orden del día, el escritor alicantino ha resaltado que es «uno de los precios de la Transición», explicando que no se molestó a los Franco porque «lógicamente había problemas más grandes» que resolver en el país. Aún así, ha destacado que se llevó a cabo un proceso de «taparlo todo» en la Transición, ya que «unos querían hacer una limpieza de sangre para borrar su pasado, y otros porque en la negociación para traer la democracia había un pacto de no agresión, de no echarle en cara a nadie el pasado». El único de los Franco que, según el escritor, mantiene vínculos personales y colabora con Vox es el bisnieto de Franco Luis Alfonso de Borbón, el «heredero político de la familia» y presidente honorífico de la Fundación Nacional Francisco Franco.