Diario de León

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El Consejo Ministerial de la ESA, presidido por España, se reunirá mañana y pasado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (Fibes) y el encuentro se celebra bajo el nombre Space19+. Las ministeriales de la ESA reúnen cada tres años a los estados miembros -un total de 22- y a los observadores de la ESA para decidir sobre nuevas propuestas y financiación de cara a los próximos años.

Acuden, además del director general de la ESA, Jan Wörner, y otros altos cargos de la agencia, los ministros europeos encargados de las actividades espaciales. En el caso de España irá el titular de la cartera de Ciencia en funciones, Pedro Duque.

En Sevilla deberán dar luz verde a esos 14.300 millones de euros, una partida que supone un 5% más de lo acordado en la anterior ministerial, y decidir su distribución.

La ESA tiene cuatro grandes programas: ciencia y exploración; vigilancia y salvaguarda espacial (de nueva creación e incluye proyectos de basura espacial o de desvío de asteroides); aplicaciones (engloba el programa de navegación por satélite Galileo o el de observación de la Tierra); y soporte y apoyo (lanzadores).

El primero, el de ciencia y exploración, constituye el pilar fundamental de la ESA, «está en el ADN y entronca con todas sus actividades», y pretende dotar a la comunidad científica europea de las mejores herramientas para mantener y desarrollar su liderazgo mundial.

Este se lleva un 31% del presupuesto total, según explicó el director científico de la ESA, Günther Hasinger, en rueda de prensa para avanzar los detalles de la reunión de Sevilla.

El objetivo de la ministerial de Sevilla es que el presupuesto de este programa se aumente en un 10% (160 millones más en tres años): «vamos a proponer un modesto incremento que asegure el liderazgo europeo en misiones clave del área científica».

El plan es solicitar un incremento del 10% en esta ministerial y otro 10% en la siguiente. Esto, añadió Hasinger, permitirá a Europa gestionar misiones como Athena y Lisa simultáneamente para estudiar la «huella» electromagnética y gravitacional de las fusiones de agujeros negros y así conocer la evolución del universo.

«No podemos bajar el presupuesto porque el impacto de la inversión en espacio es a largo plazo. No podemos perder competitividad», indicó por su parte Markus Kissler-Patig, jefe del departamento de Operaciones de la ESA en Madrid: «no estamos pensando en nosotros, sino en la siguiente generación».

La ESA también deberá decidir sobre su continuación en la Estación Espacial Internacional -todo el mundo lo da por hecho y que la contribución será hasta al menos 2024- o su implicación en las próximas misiones lunares -se prevé alcanzar la superficie de la Luna con Lunar Resource Lander y su órbita con Lunar Pathfinder-.

Asimismo, la ESA trabaja entre otros con la Nasa para empezar a crear los elementos fundamentales del proyecto Lunar Gateway, una estación espacial permanente que orbitará la Luna y que servirá en un futuro de punto de partida para viajes interplanetarios o viajes a la Luna.

Marte también será otro de los objetivos; entre los planes de la ESA está el de construir un orbitador y vehículo de recogida de muestras para traerlas a Tierra, dentro de la misión Mars Sample Return, que se quiere lanzar a partir de 2026 en colaboración con la NASA.

Dentro del programa de vigilancia y salvaguarda espacial, una de las misiones más importantes a las que la ESA debe dar impulso es Hera, que probará junto a la agencia estadounidense las técnicas de desvío de asteroides en órbita.

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