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Alerta terrorista

La solidaridad viaja al Sáhara sin miedo

Dos leonesas volaron ayer a los campamentos saharauis de Tinduf con la expedición de cooperantes desde el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid. Sin miedo a la alerta de seguridad, con miedo a la alerta de seguridad y con ganas de abrazar a sus familias

León

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«Cuando me dijeron que había una alerta de atentados en Tinduf me quedé en shock y llamé a la familia que voy a visitar para decirles que no podría ir», comentaba ayer Carmen Roldán minutos antes de embarcar en el avión rumbo a Argel.  

«Mis niños me decían: ¿por qué no vas a venir si aquí está todo bien?», explica. Se puso a indagar y cuando supo que no se iban a suspender los vuelos no tuvo que pensarlo: «He ido más veces y me siento protegida. Puede ser que ocurra, pero puede ocurrir en cualquier parte del mundo», señaló.  

Los vuelos 970, 971 y 972 con destino a Argel partieron ayer al mediodía del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas con toda normalidad. Y el pasaje, de cerca de 300 personas en total, con total tranquilidad. A sabiendas, eso sí, de que tenían por delante un viaje largo y pesado. Son dos horas de vuelo a la capital argelina y casi ocho de espera hasta que, a las once de la noche, despegaran rumbo a Tinduf, el centro logístico de los campamentos de refugiados saharauis.  

Los cooperantes, en su mayor parte familias acogedoras como Carmen Roldán, de Pajares de los Oteros, y Carmen García Velázquez, de Santa Cruz de Montes, embarcaron con el sinsabor de que el Gobierno de España no haya desmentido el riesgo de atentados. «Que se quiten la venda que tienen en los ojos y que apoyen al pueblo saharaui», instó Roldán.  

Las delegaciones saharauis en España han mostrado su extrañeza por el anuncio, por parte del Gobierno español en funciones, de mediante el cual desaconsejaba a los ciudadanos españoles viajar a los campamentos.  

«¿A qué se debe sacar ahora a relucir este anuncio que lleva en la web del Ministerio de Asuntos Exteriores español desde el año 2013?», se preguntaba Abdullah Arabi, quien fue delegado de Castilla y León del Frente Polisario y actualmente está al frente de la Delegación de Euskadi.  

Denuncia que la alerta levanta el jueves ha sido «una maniobra» de Marruecos aprovechando la interinidad del Gobierno español y las relaciones de amistad ante el anuncio de la próxima celebración del XV Congreso del Frente Polisario en Tifariti, zona liberada de los territorios ocupados. «La situación de Sahel sigue siendo la misma, sin ninguna variación, y otros países europeos lo saben muy bien», subraya el Polisario. Recuerda que la Minurso, que hace informes sobre la situación en la zona, particularmente en el tema de seguridad, no ha dado ninguna alerta.  

«En alerta llevamos ya mucho tiempo, lo que pasa es que ayer ha salido a los medios. Yo he ido en julio y también la había. En España hemos estado muchísimos años en alerta y la vida continuaba», corroboró a la agencia Efe Ángeles Méndez, presidenta de la Unión de Asociaciones Amigos del Pueblo Saharaui de Castilla y León.  

Nueve personas claudicaron, de las 60 que integraban la expedición de Castilla y León. Pero no Carmen Roldán, de Pajares de los Oteros, ni Carmen García Velázquez, de Santa Cruz de Montes, del municipio de Torre del Bierzo. Las dos leonesas embarcaron con normalidad para visitar a las familias de niños y niñas saharauis que han acogido durante varios veranos dentro del programa Vacaciones en Paz de la asociación Asped.  

Enna, la primera ‘niña’ que estuvo en la casa de Carmen Roldán tiene ahora 30 años. Otro de los hermanos que vino a León con el programa, Mohamed. «El último viaje a los campamentos lo hice hace diez años y tenía muchas ganas de volver», afirmó casi a las puertas del avión. «Enna es mi ‘primera hija’ saharaui, con la que me comunico y que ahora hace de madre, porque falleció la suya y la hermana mayor está en Córdoba para operarse», explica.  

Su visita llega en un momento de dolor añadido a la pérdida de la madre. Una de las hermanas —eran diez— falleció en un accidente en el trayecto de Argel, donde estudiaba, a Tinduf. «Voy a acompañarles en estos duelos», añade.  

Carmen sabe que las cosas han cambiado mucho en los campamentos. «Ahora todo el mundo tiene móvil», comenta. Pero lo que no ha cambiado es su situación como población refugiada. La causa saharaui, después de 43 años en el exilio, sigue al cargo de una misión de Naciones Unidas, la Minurso, sin que se hayan cumplido los objetivos, como es la celebración del referéndum de autodeterminación.  

«Las familias que están en contacto con familias españolas tienen más posibilidades», añade la leonesa. La relación es muy estrecha pese a la distancia. «He conocido a los sobrinos, a los que les ponen nuestros nombres en nuestro honor: Sara, como mi hija, Carmencita...»  

Carmen García Velázquez, de Santa Cruz de Montes, ha acogido niños saharauis durante varios veranos y actualmente tiene otro en el programa Madrasa, un joven de 16 años que estudia un módulo de chapa y pintura en el instituto de Bembibre. «Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Yo traigo a tres para que no se aburran, porque casi no hay niños en el pueblo», apunta. Se enroló en el programa, que lleva casi treinta años de andadura en León, «porque me gustan mucho los niños y vi que las familias lo necesitaban», añade.  

Es la tercera vez que viaja a los campamentos de Tinduf. «No me planteé no venir ahora. Mi hermano se asustó y me dijo que no viniera», pero finalmente emprendió el viaje. El viaje se prolonga durante una semana coincidiendo con el puente de la Constitución. Esta asturiana afincada en el Bierzo visitará los campamentos de Smara, Aaiún y el Bir. Si las condiciones de transporte lo permiten.