«Internet es un invento horrible»

magdalena tsanis

Gurú de la escritura de guiones, por sus clases han pasado desde los creadores de Forrest gump o Toy Story hasta Juego de tronos y Black Mirror. Robert McKee (Detroit, 941) ha asesorado incluso a políticos -aunque no da nombres- porque, contar historias, es «la esencia» del ser humano. La ficción televisiva vive una auténtica edad de oro gracias a Internet, pero como siempre, hay otra cara de la moneda. «Internet es una idea horrible, es una máquina para la polarización, empuja a la gente a los extremos y pone muy fácil mentir, nadie vio esto venir», advierte.

—¿Por qué eligió dedicarse a la enseñanza?

—Solía escribir ficción pero un día me invitaron a una escuela de cine en la que también daban clases Dustin Hoffman o Sidney Pollack. Cada vez que daba una charla venía más gente, me di cuenta de que para ellos tenía valor lo que yo enseñaba. Poco a poco me fue atrapando, escribir sobre escritura es para mí más fascinante desde un punto de vista intelectual que escribir historias.

—Su libro ‘Story’ sobre escritura de guion es considerado la biblia de los profesionales pero ¿cuáles han sido para usted los textos de referencia?

—Mi bibliografía comprende unos 300 títulos, empezando por Homero y la Poética de Aristóteles. Siglo tras siglo ha habido autores que hablaban de lo mismo con distinta terminología. Las historias son metáforas de la vida, sean absurdas o trágicas o a medio camino. La forma que toman me ha fascinado siempre hasta el día de hoy.

—¿Está trabajando en algún texto nuevo?

—Estoy terminando un libro dedicado al ‘personaje’, es lo más difícil que he hecho nunca. Lo que voy a hacer es terminar ese libro y después revisar Story e incorporar lo que he aprendido en los últimos años. La idea es sacar una trilogía: Historia, Diálogos (también publicado en España) y Personajes y eso vendría a resumir el trabajo de mi vida.

—Hay casi una obsesión con la narrativa que trasciende la ficción audiovisual. ¿Cree que los políticos han aprendido demasiado?

—Contar historias es la esencia de la comunicación y del ser humano. No es sorprendente que empresarios, políticos y científicos traten de dar sentido a las cosas en forma de historias. El problema no son las historias sino las mentiras. Y las mentiras en forma de historias son peligrosas porque van no solo al cerebro sino también al corazón.

—¿La ficción es peligrosa?

—El problema no es la ficción sino la naturaleza humana. Esa pregunta alberga un deseo de culpar a alguien, pero el problema eres tú, soy yo. La gente tiene deseos y hará lo que sea por cumplirlos. Somos mentirosos, manipuladores, violentos, somos criaturas terribles. Los políticos cuentan historias, sí, pero siempre lo han hecho.

—¿Ha asesorado a alguno?

—Ocasionalmente, sí. Pero no puedo dar nombres.

—¿Qué hay detrás de la explosión de la ficción audiovisual?

—La tecnología, internet. Pero internet es un invento horrible, es una máquina para la polarización, empuja a la gente a extremos y pone muy fácil mentir. Nadie vio esto venir. Internet es un perfecto espejo de la naturaleza humana.

—¿Habría que regularlo?

—Hay un dicho en mi país sobre la libertad de expresión. Tienes libertad de expresión, sí, pero no puedes gritar ‘fuego’ en un teatro lleno de gente porque puedes matar a esa gente. Tiene que haber límites porque ahora mismo lo que tenemos en Internet son millones de personas gritando ‘fuego’ en un teatro lleno de gente.

—Esta edad de oro de la narrativa audiovisual ha dejado grandes series como ‘Los soprano’, ‘The wire’ o ‘Breakin’ bad’ ¿Cree que se mantiene ese nivel?

—Pasa lo mismo con el cine. Tenemos cien años de historia del cine, pero las mejores películas te caben en una estantería. O con la novela en el siglo XIX. Cuando Shakespeare hacía sus obras en el Globe Theater, el Globe era uno de 42 teatros en Londres. En todas las épocas ha habido una riada de mediocridad necesaria para que algunas piezas de excelencia salgan a flote.

—¿Cual es la mejor serie de la historia de la televisión?

—No pienso en esos términos, no tengo favoritos. Si digo que Better call Saul es mejor que Juego de Tronos, sería un imbécil. No puedes comparar esas series, es ridículo. Pero siempre me emociono ante un nuevo estreno. Soy americano de origen irlandés. La idea de realeza me parece ofensiva. Pero entonces llega The Crown (ríe), y ahí estoy, rendido a la reina. Es absurdo.