‘Ligero de equipaje’, Machado en viñetas
pilar martín
Tras abordar la vida de García Lorca en un formato absolutamente novedoso para él, el cómic, el historiador Ian Gibson vuelve de la mano del dibujante Quique Palomo con Ligero de equipaje. Vida de Antonio Machado, un recorrido por la vida de este poeta e intelectual del que es «oportuno» hablar en estos días. Y lo es, cuenta Gibson a Efe, porque es el que simboliza el «exilio», porque siempre abogó por el diálogo y el pacto, y porque creyó en la educación como herramienta para «ayudar a los jóvenes a pensar y a dudar, incluso de la duda». «La gente dice que a ver si traemos a Machado (está enterrado en Collioure, Francia) pero no lo podemos traer porque es el símbolo del exilio», expresa acerca de este autor de la generación del 98 que, cómo relata este cómic autobiográfico (editorial Bruño), tras esa apariencia de hombre serio se escondía un espíritu pasional y apasionado tanto en su faceta política y social como en la sentimental. «Machado es diálogo —continúa—- y ahora hay mucho ruido, todo el mundo habla y la gente no escucha. Para Machado la conversación sirve para entender, apelar al diálogo. Quiere que la gente pacte».
Un poeta republicano de cuna, como así lo dejan claro Gibson y Palomo en el arranque de esta obra de una compleja y necesaria arquitectura viñetística en la que los poemas y diálogos bailan al son de unas ilustraciones que nos trasladan en el arranque a ese patio del palacio sevillano de Dueñas donde nació y se crió, y a su posterior etapa como estudiante en la Institución Libre de Enseñanza junto al que fuera su mejor aliado, su hermano Manuel.
Infancia y juventud, dos etapas que marcan y forjan el carácter de Machado: «hemos querido dar énfasis a la infancia sevillana y a la influencia de la poesía de Verlain, del simbolismo francés, que es muy importante en su vida, por eso siempre vuelve en su poesía a la fuente del Palacio de las Dueñas».
Y de ahí, tras empaparse de una fina lluvia machadiana, el lector irá viajando junto al poeta andaluz hasta Soria, su primer destino como profesor de Francés y tabla de salvación económica. Como describe este libro —que sigue la estela de la biografía con el mismo nombre escrita por Gibson— es allí donde encuentra a Leonor, que supuso para él el «descubrimiento de la compañera perdida». «Fue un niño que se sentía abandonado, su madre recuerda cómo nunca le vio reír», recuerda el también biógrafo de García Lorca. «La pérdida de Leonor es atroz y Machado piensa que no podrá ir a por otra mujer, pero llega Pilar de Valderrama, a la que está toda la vida esperando», expresa Gibson acerca de otro de los puntos de inflexión en la vida y la poesía de Machado, la aparición de la que todos conoceremos como Guiomar.
Una mujer que protagonizó su último pensamiento antes de morir exiliado en Francia junto a su madre, un lugar donde «los trataron bien», resalta Gibson. «Era un tipo complejo desesperado por una mujer», concluye Palomo.
París, donde destaca su amistad con Rubén Dario, Segovia, Baeza, Madrid, Valencia hasta llegar a Collioure llenan también las páginas de esta obra fundamental para conocer a este poeta, sobre todo para acercarla a los «más jóvenes», como sugieren ambos autores. Una vida que Palomo ha dibujado en amarillo, blanco y negro no cómo una idea original, reconoce, sino algo «sugerido» por la editorial para hacer un homenaje a las largas extensiones de cereales de Castilla y León, esas tierras que dieron lugar a algunos de sus mejores poemas. Y así transcurre«Ligero de equipaje, un cómic con un acertado título igual que transcurrió la vida de este poeta que siempre cambió de ciudad en soledad, buscando mejorar lo que dejaba atrás.