La niña transexual que reivindica su identidad
■ El discurso de Elsa Ramos a la asamblea de Extremadura conmueve ■ «En mi pueblo soy querida y respetada»
El aplomo de Elsa Ramos, de ocho años, emociona y reconforta. «Soy una chica transexual y durante los últimos cuatro años he vivido un camino muy importante, el de mi felicidad», dijo el lunes la pequeña a los diputados de la Asamblea de Extremadura. Agradeció «la suerte de nacer en mi pueblo, Arroyo de San Serván», en Badajoz, donde se siente «segura, querida y respetada». Lo hizo desde el estrado, en un emotivo discurso de poco más de un minuto que se ha hecho viral y en que pidió a los legisladores el mismo coraje y naturalidad que ella demostró. Su cabecita apenas sobresalía del estrado, pero su voz se escuchó clara y rotunda al agradecer a sus paisanos y a su entorno su comprensión. A los legisladores les reclamó valentía en una vibrante intervención. Lejos de lamentarse por las dificultades que ha afrontado, habló de la suerte que supone que sus ‘compis’ del colegio Nuestra Señora de la Soledad «hayan comprendido cómo soy desde el principio». «En el fondo he tenido suerte de nacer en mi pueblo. Allí todo el mundo sabe que soy una chica diferente, una chica transexual, y me siento querida y respetada», agradeció.
Elsa confió a sus señorías que en su pueblo «cuatro años después las equivocaciones son un poco raras, como si alguien pudiera dudar que yo soy una niña trans». Pero aún cree necesario recordar que tiene el derecho a ser llamada como se siente. «De todo lo que tengo que decir hoy, lo más importante es esto: señoras y señores que se dedican a la política sigan, pese a las amenazas, haciendo leyes que reconozcan que las personas somos diversas. Por encima de todo, las personas transexuales tenemos el derecho a ser quienes somos. No permitan que nadie nos arrebate la felicidad», dijo recogiendo sus papeles del atril y ganándose una cerrada ovación. No era la primera vez que se hablaba en la cámara extremeña de la situación de Elsa. Su madre, Anabel Pastor, la refirió cuando la cría contaba solo cuatro años. «Mi niña no ha sufrido ningún tipo de acoso. Ojalá ella pueda vivir en un mundo sin odio», dijo entonces.