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Publicado por
León

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Las airadas protestas contra el escritor austríaco Peter Handke y las demandas para que renunciara al Premio Nobel de Literatura que recibió ayer de manos del rey Carlos Gustavo enrarecieron la solemne y siempre políticamente correcta ceremonia de entrega de los galardones celebrada en Estocolmo. Un circunspecto Handke ataviado con el preceptivo chaqué recibió su diploma y la medalla acreditativas del Nobel de manos del Rey de Suecia. Sin aspavientos y con sendas reverencias al monarca sueco a los asistentes, agradecía Handke el galardón y recibía un aplauso no muy entusiasta.

Más sonriente estaba la escritora polaca Olga Tokarczuk, que, de riguroso negro, recibía el Nobel de Literatura de 2018 antes que Handke y con una salva de aplausos más intensa. «No se aparta de la verdad desagradable, ni bajo amenazas de muerte», dijo de ella Per Wästberg, miembro del comité Nobel, aludiendo al acoso de grupos de extrema derecha cuando publicó Los libros de Jacob . Desde que llegó a Suecia el viernes un Handke que «no esperaba tanta animadversión» debió hacer frente a las críticas y protestas crecientes por sus posiciones proserbias en las guerras de los Balcanes y su defensa de Slobodan Milosevic, líder serbio fallecido mientras era juzgado por crímenes de guerra en La Haya y en cuyo funeral habló el autor de El peso del mundo ’, El miedo del portero al penalti o La ladrona de fruta .

En el exterior de la sala de conciertos y desafiando a las gélidas temperaturas decenas personas iniciaban una protesta simbólica. Los manifestantes increpaban a Handke y agitaban pancartas con lemas como No Nobel for Fake News , denunciando que el escritor cuestionara la matanza de más de 8.000 musulmanes bosnios en Srebrenica en 1995.