El Misterio del nacimiento de Dios
rArriba los mis amigos, arriba mis compañeros; gozaréis de estas delicias porque es un letargo el sueño que os priva de gozar de este tan grande misterio. Déjame dormir, Rabadán; déjame de chischibeos, que si otra vez me despiertas armaremos paloteo y verás quien es más majo, o rabadán o Juan Lorenzo. Al oír las palabras del airoso Juan Lorenzo, ya se volvió a deslumbrar aquel brillante lucero.