Diario de León

El único deseo de contar historias

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León

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alfonso garcía

Está reciente la muerte del siciliano Andrea Camilleri, una de las grandes referencias literarias de los últimos tiempos. Cuando su biznieta Matilda cumple cuatro años y él acaba de cumplir los noventa y dos, le escribe esta carta en que «repasa los episodios más representativos de su trayectoria personal y profesional junto con los hechos más notables de la historia mundial de los últimos cien años». «Prefiero ser yo quien te hable de mí y de mis tiempos con mis propias palabras, aunque (así lo deseo de todo corazón) algunas de ellas, como, por ejemplo, «nazismo», «fascismo», «racismo», «campo de concentración», «guerra», «dictadura», te resulten remotas y obsoletas». Lo cierto es que este recorrido, donde no faltan referencias personales y anécdotas, afloran sus posturas ideológicas, proceso de formación, influencias, condicionamientos, aspectos sociales y, naturalmente, su temprana vocación lectora y literaria, cuya fortaleza estuvo, aunque no solo, como sabemos, en el teatro. «He escrito mucho –dice-: cuando cumplí noventa y un años, celebramos mi centésimo libro. Créeme, no hay ni una sola página que no haya escrito con absoluta sinceridad, movido por el único deseo de contar historias. Más que escritor, creo que soy cuentacuentos, es decir, una persona que extrae del placer de la narración todas sus posibilidades de expresión».

Si es verdad que la narración de lo expuesto –testimonio de una época y sus circunstancias- resulta atractiva por el interés de su mirada, personal, singular, breve en este caso pero intensa, no lo es menos que la calidad de su prosa, cargada de narratividad amena, natural, como debe corresponder, y corresponde, a este género tan singular y cercano. El equilibrio que se produce satisface las expectativas del lector, que se encuentra con un testimonio muy valioso para entender y valorar algunas de las claves de uno de los personajes más atractivos, sin duda, del último siglo.

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