Diario de León

LUGARES SOLITARIOS

Nadie los habita desde hace años y eso es lo que mueve a miles de personas a visitarlos. Sitios misteriosos que son un verdadero imán para los turistas

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Hashima, llamada Gunkanjima en japonés, es una isla fantasma del tamaño de un campo de fútbol que pertenece a la prefectura de Nagasaki, a 15 kilómetros de la ciudad homónima. Se la conoce también como la isla acorazada, ya que tiene forma de barco y está protegida del mar por un muro que rodea toda la superficie de hormigón. Era una antigua mina de carbón que fue creciendo para albergar a los trabajadores de la explotación. Así se construyeron viviendas, escuelas, tiendas, restaurantes y otras estructuras que llegaron a dar servicio hasta a 6.000 trabajadores. Ante la aparición de otras fuentes de energía y con los recursos de carbón bajo mínimos, la isla dejó de ser funcional y fue abandonada definitivamente en 1974.

El faro de Mys Aniva podría perfectamente ser el escenario de una película de misterio o terror. Se encuentra en la costa rocosa de la ciudad que lleva el mismo nombre, en la isla rusa de Sajalín, en el mar de Ojotsk, cerca de Japón. En los años treinta del pasado siglo, la isla se dividió y una parte quedó en manos rusas y otra, bajo el control japonés. Fueron estos últimos los que mandaron construir el faro que, tras la II Guerra Mundial, volvió a ser controlado por los soviéticos.

Los nuevos «dueños» instalaron un generador termoeléctrico de radioisótopos, lo que convirtió al faro en uno de propulsión nuclear. Poco a poco dejó de usarse y, con la caída de la URSS en la década de los años noventa, el faro quedó en desuso. Desde ese momento, ha sido saqueado y visitado por curiosos.

El Cristo del Abismo es una estatua de bronce de Jesús de Nazareth, con los brazos extendidos hacia arriba, en la misma dirección a la que dirige su mirada. Lo peculiar no es la escultura, sino donde se encontraba: en el fondo de la bahía de San Fruttuoso, a 25 metros de profundidad en las aguas protegidas de Portofino, en la región italiana de Liguria. La estatua mide dos metros y medio y su superficie está cubierta por musgos y otros organismos marinos con el paso del tiempo. Sin embargo, la forma de Jesucristo sigue siendo reconocible. Fue construida por Guido Galletti y sumergida por la marina militar del país y diversos buceadores.

Tiempo detenido

En la ciudad de Kolmanskop el tiempo se detuvo muchos años atrás. Esta ciudad, situada cerca de la localidad costera de Lüderitz, en Namibia, nació cuando los alemanes se establecieron en la región para buscar diamantes a principios del siglo XX. Ellos construyeron casas a su estilo, un hospital, un centro deportivo, un salón de baile, un casino y hasta una fábrica de hielo. Unas cuantas décadas después, tras la II Guerra Mundial, la búsqueda de diamantes se traslada al sur y la ciudad empieza a vaciarse. Los lugares que una vez ocuparon los colonos alemanes están tomados ahora por dunas y el desierto es su dueño.

La ciudad fantasma de Pripyat, al norte de Ucrania, en la región de Kiev, ha vuelto a estar en el candelero este año por la emisión de «Chernobyl», la serie de HBO que rememoraba el accidente nuclear que hizo tambalear la antigua URSS en 1986.

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