«Hasta el final existe la oportunidad de ser felices»
Dan Mooney presenta su novela ‘El insólito final del señor Monroe’
irene dalmases
Dan Mooney es un afable controlador aéreo irlandés, director de cine aficionado, amante del teatro y, desde hace unos años, novelista. Ahora llega a las librerías españolas su segundo título, en castellano y catalán, El insólito final del señor Monroe, donde defiende que la felicidad no tiene edad. Se trata de una historia de amistad y pérdida, publicada por Catedral y Univers, protagonizada por dos ancianos muy diferentes entre sí, Joel y Frank, que viven el final de sus días en la residencia de abuelos Hilltop, narrada con destellos de humor, que se ha traducido en varios países y que podría tener algunas concomitancias con títulos como «El abuelo que saltó por la ventana y se largó».
Mooney, que se ha inspirado en sus abuelos masculinos para construir el relato, asevera que una de las ideas cruciales del libro es que «es muy importante y siempre vale la pena poder renovar nuestras vidas con gente nueva, aunque sea difícil».
Joel Monroe, uno de los protagonistas, ha quedado viudo de su esposa y gruñe por todo, hasta el punto de llegar a plantearse el suicidio. Sin embargo, un día, tras fallecer su compañero de habitación en Hilltop, ocupará esa cama el vital y bromista Frank, un actor de culebrones retirado, que es su antítesis y que ama a la gente.
Al principio, la convivencia entre ambos no será fácil, pero con el paso de las semanas todo se suavizará e incluso llegarán a vivir aventuras conjuntas que nunca hubieran imaginado, porque, defiende Mooney, «existen hasta el final oportunidades para ser felices». El novelista asevera que toda historia «es conflicto, vive del conflicto y, después de imaginar como idea inicial un suicidio perfecto y de inspirarme en las muertes de mis abuelos para crear a los personajes y hacerlos muy diferentes entre sí, vi que en sus sustratos tenían muchos más parecidos de los que se podían intuir».
El hecho de que uno sea simpático y gay, y el otro gruñón y heterosexual, uno de pueblo y el otro de ciudad, no obvia que «ambos hayan sido dejados de lado por sus familias, hayan sido personas reprimidas, víctimas de la historia, de una determinada época».
Una historia de amor
Dan Mooney llega a apuntar que el libro «es como una historia de amor no romántico entre estos dos hombres». Por otra parte, defiende que el humor, «sin ninguna duda, es una herramienta que nos ayuda a vivir, y, como verá el lector en el caso de Frank es incluso una máscara, un medio para sobrevivir».
La historia tampoco obvia la ternura, en la senda de películas como ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra. De hecho, gran cinéfilo como es, Mooney cree que si alguna vez su novela llegara al celuloide, los actores Patrick Stewart o Ian McKellen podrían dar vida a Frank, mientras que Joel podría ser interpretado por James Earl Jones.
Preguntado sobre cómo puede combinar su profesión como controlador aéreo en Irlanda con la escritura, Dan Mooney afirma, contundente, que las películas en las que aparecen controladores «engañan, ni de cerca se encuentran en lugares histéricos como los que se muestran». Asegura que los que ejercen el oficio «somos personas muy relajadas, ordenadas y que deben ver los problemas veinte minutos antes de que lleguen a convertirse en un problema».
Además, el hecho de poder trabajar por turnos, «me permite tener bloques de cuatro días de fiesta, a veces entre semana, a veces en fin de semana, y eso provoca que pueda sentarme ante el ordenador y escribir. Ejercer de controlador me ha ofrecido estabilidad financiera y tiempo para hacer lo que más me gusta». De hecho, ya ha terminado su tercera novela, que está en manos de un editor, y hace unos días que ha iniciado su cuarto proyecto literario.