cartas al director
c Ángel Carvajal Carrera escribe una ‘Carta a un delincuente de altura’: «Uno que es apolítico e hijo predilecto de terra nosa no conoce de pocos días acá a un gallego que tenga lo que hay que tener para dictaminar lo que acabo de leer. De ahí que se haya visto obligado D. Pedrito el falso y mentiroso, doctor contradictorio para la ocasión tan especial en situación política y judicial, más vergonzantes que me cupo contemplar sorprendentemente a mis años y es que nuestro ínclito presidente ampliamente citado, a diario en las redes y televisiones sobre su asunto vital más importante y teniendo en cuenta su ejecutivo en funciones, de matiz feminista, ha tenido que recurrir, decimos, a una gran mujer aunque tampoco tenga lo que hay que tener, sin necesidad de explicarlo, para dilucidar tanto engaño. Pese al veto incluido de expandirlo mediáticamente. Consuelo Castro, con carrera jurídica prominente respaldada por sus orígenes familiares de alto rango en la materia, empieza por intentar convencernos de que está al mando de la jefatura judicial del Estado, lo que no ha demostrado con apoyo cuestionado a la investidura por ‘presiones obligadas’, devolviendo quizás favores anteriores, cuando lo que hemos podido leer ampliamente a diario en la prensa, resultados patentes de candidato menos cualificado al frente de un Gobierno. No se merece nuestra España tanto desfalco futuro. Sobre todo si va a ser realidad la veintena de ministros de que se va a rodear para descansar personalmente de los avios atravesados que viene sufriendo dos o tres últimos años. Consuelo Castro debería haber aprovechado la ocasión y oportunidad de las pocas en excelencia, para confirmar que, política y judicial son independientes. Llega al colmo sin que se lo hayamos pedido el gran adelantamiento explicativo que nos ha brindado, cansada de escuchar críticas a su manejo ‘del derecho judicial y político tan retorcido’. Acabo de leer un artículo oportuno ad hoc para la ocasión. Con un juego verbal de ‘no, no, acaso seguramente y finalmente sí’. Pues bien , nos ha demostrado Carmen Castro sin buscarlo por nuestra cuenta que no habido jefa de Abogacía del Estado —debería haber dimitido ya, como algunas compañeras más decentes, políticamente hablando— sino acaso seguramente jefatura de un partido tan necesitado de su ayuda. Que se corrompa otro tipo de político está a la flor de cada día pero que lo haga la jefa de la magistratura de abogacía cuesta deglutirlo y asimilarlo. Son muchos los magistrados adentrados en la política renunciando a sus cargos y carreras especializadas pero que lo haga en tal manera en este caso sin renunciar previamente a los ‘merecimientos recibidos, clama al cielo’, si lo hay o más allá existente. Si así nos engaña la jefatura que pintan los compañeros o resto del grupo. Hay que sabe y conocer a quién se favorece, no a las ‘prebendas posteriores’ recibidas. No hemos votado los ciudadanos a doña Consuelo Castro. Que se sepa, favorecer a un golpista preso y encarcelado en tal manera, es derribar España un tanto alicaída y débil por mor del único candidato a una investidura tan repugnantemente cocinada. Hay que tener en cuenta los antecedentes de todo tipo de D. Pedrito. Consuelo Castro Rey, gallega de Ourense, 55 años, y con tradición familiar de abogados del Estado, ser la responsable en última instancia del desenlace. Los ministros juristas, Carmen Calvo, Fdo, Grande-Marlaska, Margarita Robles y Dolores Delgado, han hecho sus aportaciones a un texto que guardará un delicado equilibrio de alto secreto. No puede desdecirse de la posición inicial de la Abogacía de permitir a Junqueras acreditarse como eurodiputado, para en segundas nupcias demandar la ejecución como diputado. Sublime contradicción. No hay espacio posible para añadir el círculo de críticas sueltas y archivadas secretas».
¿Cree que el nuevo movimiento político en favor del Reino de León tendrá efectos
reales de algún tipo?
SÍ 74%
NO 26%
Confía en que en este nuevo año llegarán soluciones para las cuencas mineras y para combatir la despoblación?