Mercedes. Visión… futurista
Colaboración entre la Estrella Plateada y Avatar
JAVIER F. ZARDÓN
Organismo… simbiótico.
La idea: un automóvil que pudiera conectarse con sus pasajeros.
La experiencia: el usuario como elemento central, comparable a un organismo simbiótico.
Inspiración: las secuelas de Avatar, en un enfoque familiar.
Adaptación: a las necesidades de una familia en su conjunto, así como a las necesidades de cada miembro individual.
Reconocimiento manual: el vehículo reconoce a cada pasajero por el contacto de su mano que, al colocarla sobre la unidad de control multifuncional (sustituye al volante), el interior cobra vida y el vehículo reconoce al conductor por sus latidos y su respiración.
Asientos hápticos: pueden registrar datos vitales, midiendo la respiración del conductor ajustan el entorno al estado emocional o incluso a su nivel de estrés.
Pasajeros fusionados: a través de los sentidos con su ergonómico vehículo, con la posibilidad de utilizar varias funciones mediante proyecciones en la palma de la mano, también los ocupantes perciben su entorno a través de pantallas, con un cambio de perspectiva único, ‘a vista de pájaro’.
Movilidad eléctrica: cuatro motores eléctricos de alto rendimiento, próximos a las ruedas, con 350 kW de potencia combinada (alrededor de 500 CV), propician una tracción total con vectorización del par (cada rueda se acciona por separado) con lo que optimiza la dinámica de conducción. También los dos ejes directrices pueden girar simultáneamente en el mismo sentido, o en sentido opuesto, con lo que el vehículo puede moverse lateralmente en una trayectoria de aproximadamente 30º; es el ‘movimiento de cangrejo’, que otorga al prototipo una apariencia de reptil, incluso en su movimiento.
La batería: tecnología de química orgánica y células de grafeno, por lo que prescinde del uso de tierras raras y metales, con lo que la electromovilidad no depende de recursos fósiles.
Autonomía: supera los 700 kilómetros, puede recargarse totalmente en 15 minutos mediante tecnologías de recarga conductiva automatizada y también con la desaceleración y frenada. En la superficie del coche, una treinta de elementos móviles multidireccionales, actúan como ‘alerones biónicos’.