La cama familiar
El colecho es una práctica que se extiende como una forma de potenciar el apego y de hacer una crianza más cómoda y sin sobresaltos nocturnos
ana gaitero
LEÓN
La cama familiar, una cuna abierta por un lado que se adosa al lecho materno y/o paterno, ya es un producto en auge en las tiendas on line. A Elena y su familia no le hizo falta este nuevo objeto de consumo. La pareja leonesa optó por el colecho en la crianza de su hijo e hija. «Estábamos de acuerdo en que era la forma más cómoda para dar el pecho y descansar», explica la mujer.
No compraron cuna. Duermen en una cama a ras de suelo y durante los primeros meses no hizo falta ampliarla. Después adosaron un colchón para el niño. «El colecho es como una prolongación del bebé en el vientre de la madre», explica.
Ahora duermen cuatro personas en la misma habitación. La niña pequeña aún toma el pecho. «Es muy cómodo porque no me tengo que levantar. Le doy la teta y sigo durmiendo. No tengo que incorporarme ni ir a otra habitación. Son todo ventajas, al niño no le da tiempo ni a llorar».
Elena conocía esta práctica a través de familiares. «Tengo una tía que lo ha hecho con sus hijos. Los niños se han ido independizando cuando les ha apetecido», apunta. Suele ser sobre los 4-5 años, pero no hay una edad fijada. Eso sí, la intimidad de la pareja debe buscar otros espacios o tiempos donde encontrarse.
La práctica del colecho no influye en que los niños sean más dependientes de la madre o enmadrados, como se decía antes. «Eso depende más de la personalidad y de cómo vivan las cosas». De hecho, hay estudios que hablan precisamente de lo contrario en relación a las deficiencias que presentan niños o niñas que han vivido en orfanatos sin madre ni padre.
El colecho comienza en el mismo momento del parto con el contaco piel con piel de la madre con el bebé nada más nacer, una práctica que ya está extendida en todos los hospitales.
Los experimentos que realiza Harlow en los años 60 con crías de mono o macaco, de dudosa ética con respecto al trato de los animales visto desde hoy, supusieron un hallazgo frente a la teoría que imperaba en aquel entonces de que el contacto físico suponía malcriar a los hijos.
Recientemente, la Academia de Medicina de la Lactancia Materna de Estados Unidos ha publicado un nuevo protocolo con recomendaciones basadas en la evidencia científica en el que se asegura, entre otros aspectos, que meter al bebé en la cama de los padres facilita la duración y exclusividad de la lactancia materna. Según la revista Breastfeeding Medicine, los bebés que comparten la cama tienen el doble o el triple de sesiones de lactancia materna y además tanto madre como lactante duermen más tiempo.
Respecto al riesgo de muerte súbita, señala que hay situaciones que pueden ser peligrosas como dormir con un adulto en un sofá o sillón; al lado de una persona que ha tomado alcohol o drogas; haber tenido un parto prematuro; o no haber dado nunca la lactancia. El protocolo estadounidense establece que debe formarse a las madres y padres.
El protocolo de la Academia de Medicina de la Lactancia Materna en Estados Unidos aconseja a los padres colocar a los bebés boca arriba para dormir, ponerle la cabeza frente al pecho del adulto y rodearle con los brazos y piernas. Del mismo modo, se recomienda no dormir con edredones o mantas gruesas para evitar una posible asfixia.
La práctica del colecho saltó a la palestra con polémica en España en el mes de noviembre a raíz de la publicación de Trastornos del comportamiento de niños y adolescentes. Guía Práctica para padres, firmada por expertos del Hospital Niño Jesús de Madrid.
Se recomendaba no dormir ni acunar al bebé donde se recomienda no acunar ni mecer al niño antes de dormir; no dormir al bebé en brazos o no interpretar que se despierta con hambre, sed o miedo. Una petición en change.org encabezada por el Centro de Estudios del Sueño Infantil solicitó que se revisara.
Recientemente, el comité de lactancia del Caule tuvo conocimiento de una queja que llegó a la Liga de la Leche de León sobre las recomendaciones que da el centro de salud de Trobajo del Camino en las que se aconseja coger al bebé en brazos e intentar calmarlo antes de alimentarle si se despierta llorando y no han pasado al menos dos horas desde la toma anterior.
También recomiendan retrasar la toma nocturna a partir de los 2 meses del bebé y si llora, darle un poco menos de cantidad de la que toma durante el día. En caso de alimentarse de leche materna, se le dará solo un pecho. Y si después de los cuatro meses el niño aún demanda la toma nocturna, «se le consolorá sin darle alimento». Se pide firmeza a los padres en esta postura.
También recalcan estas recomendaciones que «es importante que el niño aprenda a dormirse solo, sin la ayuda de alimento o los brazos». A partir de los seis meses se recomienda que el niño duerma en su habitación y que, como se resistirá hay que darle un juguete blando.
La Asociación El Parto Es Nuestro tacha estas recomendaciones de «inhumanas» y «obsoletas».