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Un tiburón en el reino de las plantas

El Herbarium LEB-Jaime Andrés Rodríguez, que cumple 40 años, y el laboratorio de Botánica de la Facultad de Biología y Ciencias Ambientales abrieron sus puertas para escolares de Primaria para promocionar las vocaciones científicas de chicas y chicos.

Escolares de cuarto de Primaria del CRA Maestro Emilio Alonso de Lorenzana en un laboratorio de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales.

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León

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Con los abrigos puestos y las capuchas caladas, chicos y chicas de cuarto de Primaria descubrieron ayer en la Facultad de Biológicas y Ciencias Ambientales de la Universidad de León el misterioso lugar que, a temperatura de invierno permanente, cuatro grados centígrados, guarda más de 150.000 plantas, 9.000 líquenes, 5.000 hongos, además de musgos, plantas raras y en peligro de extinción y una de las mejores colecciones de diatomeas (algas unicelulares).

El Herbarium LEB-Jaime Andrés Rodríguez, que cumple 40 años desde que fue reconocido por el Index Herbarium, abrió las puertas a dos pequeñas tribus de escolares del CEO Camino de Santiago de La Virgen del Camino y el CRA Maestro Emilio Alonso de Lorenzana en las jornadas dedicadas a la niña y la mujer en la ciencia.

Una habitación con armarios metálicos, repletos de pliegos, guardan la mayor representación de la riqueza botánica en el noroeste peninsular y una de las colecciones más importantes de España.

El Herbario de la Universidad de León, que lleva el nombre del primer profesor de Botánica de la ULE, Jaime Andrés Rodríguez, ocupa el decimotercer puesto entre las 67 ‘bibliotecas de plantas’ que hay en España, en su mayoría ligadas a universidades o jardines botánicos como el de Madrid. Algunas de las plantas que se conservan entre los pliegos, después de un laborioso proceso de secado, tienen más años que el herbario. Es el caso de la crepis, una herbácea de la familia de los cardos y las margaritas con más de 200 años de antigüedad. «Es una donación de un herbario de Madrid», explica Estrella Alfaro Saiz, conservadora desde hace año y medio.

El intercambio de pliegos entre herbarios es algo muy común. «De esta forma es como tuviéramos copias de seguridad», comenta. Si por algún problema se perdiesen ejemplares en el herbario propio, la planta en cuestión estaría salvada en otra de estas bibliotecas.

Las miradas del alumnado se clavan sobre las cuartillas dobladas que ha reservado la conservadora para enseñarles una muestra de las plantas y quieren ver «una que mate». Cuando vuelve con el pliego de una planta carnívora, recién sacado de la nevera-biblioteca, no les convence mucho que esa pequeña planta, la drosera rotundifolia , sea dañina. «Las plantas carnívoras comen insectos y crustáceos. Crecen donde nadie puede vivir porque son suelos muy calizos y cogen el alimento del aire o del agua», les aclara la conservadora.

Las plantas de un herbario son herramientas para la investigación. Sobre todo para la taxonomía, es decir, la teoría y práctica de clasificar organismos. Una de últimas plantas en entrar en el herbario fue el Bromus picoeuropeanus , descubierto por investigadores de la Universidad de León en Picos de Europa, que pertenece a un grupo perenne muy escaso en la Península Ibérica.

Las tesis doctorales son otra fuente de nuevos ingresos en el herbario. El conocimiento de las plantas es útil para la botánica y también para otras áreas del conocimiento, como puede ser la zoología a la hora de estudiar los hábitat de los animales.

El herbario también es una fuente de conservación de plantas raras y amenazadas. El Gyrocaryum oppositifolium es un caso ejemplar. Este fósil viviente solo cuenta con dos poblaciones, una en el Bierzo y otra en Madrid.

Es una de las joyas de la corona del Herbarium LEB-Jaime Andrés Rodríguez de la Universidad de León. Y sin duda la planta de mayor antigüeda guardada en sus estantes. «Tiene nada menos que 30 millones de años y ha llegado hasta nuestros días», añade la conservadora.

En diciembre de 2018 el herbario fue reconocido como servicio de investigación después de casi cuatro décadas de andadura. El Index Herbarium, que reúne a más de 3.500 herbarios de todo el mundo, lo incorporó a su catálogo como institución oficial en 1980, dos años antes de que se inaugurara el actual edificio de la Facultad de Biología y Ciencias Ambientales.

Su primera conservadora, Elena de Paz, próxima a la jubilación, ha sido la persona que más tiempo ha estado al frente de este rincón invisible y poco conocido que, como todos los archivos, quiere abrir sus puertas a la sociedad para mostrar el rico e importante reino de las plantas.

«El plant blidness es una corriente que lucha para que se vea que las plantas son importantes para nuestra medicina, higiene, cocina, el mobiliario de madera...», apunta la directora del herbario, Marta Eva García González.

Las actividades del Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia, en las que participan 50 investigadoras de la Universidad de León de diversas disciplinas, han compartido los secretos del herbario con más de 60 escolares de Primaria en los dos días de sus talleres.

Las plantas plegadas y pegadas primorosamente a los folios en blanco capturaron su interés y las lentes de aumento del laboratorio de botánica (microscopios y lupas) les descubrieron los detalles más invisibles de las plantas y también de los singulares animales que se encontraron en sus bandejas como las estrellas de mar.

También conocieron y tocaron al tiburón más pequeño del mundo, toda una sorpresa que les hizo exclamar y abrir la boca a coro al comprobar que nada tenía que ver con los ejemplares mortales que aparecen en las películas.

«Aquí se puede tocar todo, pero no se puede estropear», advirtió la profesora García al entusiasmado público de aspirantes a biólogas y biólogos. Hubo quien preguntó que si allí también había Veterinaria. «Aquí al lado, y yo también doy clase en Veterinaria», les dijo. Otro se interesó por la medicina forense, pero para eso tendrá que salir de León, le dijeron.

Una niña dudaba entre maestra de Infantil y bióloga. Cambian como las veletas, bromeaba la maestra que les acompañaba. Y es que les queda recorrido, pero ayer tuvieron la oportunidad de visualizarse en el lugar donde quizá decidan estudiar de mayores. Chicos y chicas.

Las biólogas en acción han realizado el taller Trabajando con seres vivos con más de 60 escolares de cuarto de Primaria y han salido a otros centros a enseñar cómo se hace jabón con plantas y otros conocimientos muy útiles para la vida.