Novelar la memoria perdida
alfonso garcía
España ha sido durante siglos un país rural, en cuyos pueblos se vivió conforme al lento devenir de los días y las estaciones del año, trabajando de sol a sol, con sujeción a los avatares del clima, pocas veces benigno y casi siempre áspero. Pero esa milenaria lucha por la diaria supervivencia generó una honda sabiduría para extraer a la tierra sus recursos, para que nada quedase sin provecho, donde había técnicas sutiles para que todo lo que se cosechaba, se cazaba y se pescaba se aprovechara y conservara hasta sus últimas consecuencias».
Esta España ya no existe o, en todo caso, está en vías de extinción. Pero es bueno, al menos, que quede el testimonio de ese mundo rural y de la naturaleza de La España del Silencio, título bajo el que el escritor madrileño Borja Cardelús, Premio Nacional de Medio Ambiente, agrupa media docena de novelas en que se respira este ambiente: Fugitivo, El alimañero, Voces de la marisma (Historias y leyendas de Doñana), El último trashumante, Historias milenarias de las Tierras Ibéricas y Monte y Albero.
Cada una con su propio enfoque temático, cada una tiene su propio aliento y enfoque para ofrecernos escenarios —sierras, bosques, valles, páramo…— en que transcurren las distintas acciones noveladas. «Lugares expuestos a la belleza y al sosiego que se abren como destellos de luz entre las sombras boscosas en estas páginas para revelar las historias que ocurren en el sigiloso corazón de la Península». Se trata, en definitiva, de un canto a la España milenaria y rústica, que se está quedando vacía. El lector encontrará en su lectura el pulso de unos usos y costumbres que ya son solo parte de la memoria atrapada en estas páginas.