A Villafranca nadie le roba la primavera

Aunque el común de los mortales esté obligado a permanecer en casa, la naturaleza no está confinada y el paso del tiempo sigue su curso. Tanto que, de repente, ya es primavera. El coronavirus se ha llevado a demasiadas personas y ha cambiado muchas cosas, pero no ha impedido que las flores vuelvan a escena, que los árboles reverdezcan y que el sol brille cada vez con más fuerza. Ahí fuera, todo sigue el ritmo ordinario, incluso mejorado por la ausencia de los confinados acostumbrados a hacer suyo lo que no es. Nadie ha robado la primavera y Villafranca del Bierzo ha querido festejar esa ausencia de delito como lo viene haciendo desde tiempos inmemorables. No se pudo en la calle, no corrieron los ‘maios; pero sí en los balcones y también en las ventanas.

Los villafranquinos celebraron la Festa do Maio cantando al unísono desde las alturas, en los únicos resquicios hoy día abiertos al contacto social. Las ‘cañaveiras’ ya están en flor y no era posible dejar pasar la ocasión ni posponer una fiesta de Interés Turístico Provincial que ensalza el valor de la madre tierra, de la naturaleza tan sabia como sacrificada. Sonaron las coplas, se cantó a la primavera, se miró al cielo pidiendo más que buenas cosechas.

La Festa do Maio fue fiesta a pesar de todo. Y mientras desde los balcones engalanados con flores, plantas y ramas, los vecinos cantaban y hacían sonar sus instrumentos —la gaita y el acordeón claramente aventajados— en la calle, una representación de la Escola de Gaitas marcó el ritmo, escoltada por voluntarios de Protección Civil.

«Levántate maio, bastante dormiche, pasou un burro e non o sentiche. Entra mayo con sus flores, sale abril con sus amores». Y así, cantando a los ‘maios’ Villafranca reverdeció, aventajada por una primavera que ni un virus enmascara.