Diario de León

Discriminados

La batalla por el trabajo de los invidentes

El gobierno mexicano impide a las personas discapacitadas que vuelvan a sus empleos por la pandemia del coronavirus, pero tampoco las incluye en ningún programa de ayuda social

Publicado por
Cristina Sánchez
León

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Celia Cornejo es una masoterapeuta invidente que, como sus compañeros comerciantes y cantantes, trabaja en el metro de la Ciudad de México y libra hoy una batalla más allá de la pandemia por la prohibición de las autoridades de volver a trabajar, que amenaza su supervivencia diaria. «(Por la pandemia) nos incluyeron en el área de comerciantes aunque nuestro trabajo pertenece a la gama de la salud. Pero por apoyo (a las medidas de higiene) tuvimos que salir de trabajar y no nos permiten regresar», dice este miércoles a Efe en tono triste. Asegura que en México las personas con discapacidad han sufrido doblemente las consecuencias del coronavirus pues, por un lado no les permiten seguir trabajando y, por el otro, no caben en ningún programa de apoyo social gubernamental.

Celia suma 32 años trabajando como terapeuta y aunque laboró en el Hospital Rubén Leñero y la Cruz Roja, desde hace un par de años desempeña su labor dentro de las instalaciones del metro.

Todos los días, hasta antes del inicio de la pandemia a finales de febrero en México, Celia salía a trabajar a las instalaciones de la estación Centro Médico, en donde percibía los ingresos suficientes para solventar sus gastos y los de su familia.

Desde marzo, cuenta, no tiene ningún ingreso y, aunque contaba con algunos ahorros, el pago de la renta, la comida y atender sus problemas de gastritis, colitis e hipertensión que se le dispararon por el estrés le han dejado sin dinero.

«Lo poco que tenía ahorrado me lo gasté en médicos», afirma. Debido a la necesidad, Celia se ha visto obligada a cantar dentro del metro, pero le invade el miedo a contagiarse.

«Me tengo que detener de los tubos, la gente estornuda y no trae cubreboca y me pueden infectar porque para cantar no puedo traer cubreboca», confiesa.

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