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Publicado por
León

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josé enrique martínez

El lector de poesía conoce la importancia de Heinrich Heine en el romanticismo alemán y europeo. En lo que se refiere a España, fue Heine lector asiduo del Quijote, arquetipo del héroe que ve sus ideales derrotados. Gil y Carrasco figuró entre sus traductores y la influencia del alemán sobre la poesía de Bécquer y Rosalía de Castro parece clara. Blas de Otero escribió en un poema titulado Heine que «su voz es hiriente como una daga perfumada», acaso porque si el alemán fue querido como poeta, fue temido como crítico y satírico. Entre los traductores modernos de su obra figura destacadamente Jesús Munárriz, poeta él mismo, que en ocasiones anteriores nos ha brindado varias versiones del poeta alemán y que ahora nos entrega, en edición bilingüe, la de Intermezzo lírico, libro juvenil de Heine que, como indica Munárriz, lo convirtió en el poeta más leído, recitado y cantado de Alemania. La traducción de poesía es siempre problemática, si el empeño es que suene igual que en el original. Lo sabía Cervantes cuando escribió en el Quijote que los traductores de versos, «por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer nacimiento». De ahí que Munárriz indique que «pretende mantener un difícil equilibrio entre fondo y forma, decir lo mismo que dice en alemán, ni más ni menos, pero con un ritmo y una música que recuerden en cuanto puedan los del original». Somos los lectores los que sopesaremos ni nos llega esa «canción que estremezca y tiemble», como quería el poeta.

Munárriz, poeta siempre presente, es editor, traductor y creador, con más de una veintena de poemarios. A él se debe, en buena parte, la abundante práctica del haiku en la actualidad. Munárriz mismo nos dio dos últimas y espléndidas entregas originales de haikus, que aquí hemos reseñado, Capitalinos (2018) y Escaramujos (2019). Su último poemario se titula Y de pronto Rimbaud, título también de un poema en el que, junto al Sena, cree ver reencarnado al poeta francés en una chiquilla. Hay en el poemario, entre otras cosas, ironías y críticas al mundo en que vivimos y consideraciones sobre la poesía, valor que permanece frente al poder de la muerte, la poesía mejor, la de los poetas que celebra, Gelman, Miguel Hernández o Paul Celan, a quien tradujo y cuyas palabras «nos siguen lacerando».

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