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Jornada por la tolerancia

El Orgullo se reivindica hasta con mascarillas

Los organizadores cambiaron las carrozas por pantallas y la marcha en pro de la tolerancia por una quedada El colectivo cree que «queda mucho por hacer» y pide mayor visibilidad

León

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Mascarillas arcoíris, pregones en internet, marchas virtuales y murales reivindicativos. Esas fueron las imágenes más repetidas del Orgullo 2020 como consecuencia de las medidas de distanciamiento impuestas contra el coronavirus, que convirtieron la conmemoración de ayer en la más atípica en sus 51 años de historia. Pese a todo, los organizadores decidieron no aplazar las celebraciones en León y llevar sus reivindicaciones a las redes y a los balcones durante tres días en favor de la tolerancia. La presidenta de la delegación de León, Patricia Muñiz, reconoce que en la provincia no se han denunciado delitos de odio, aunque sabe que muchos no llegan a hacerlos públicos «por vergüenza». En el conjunto de España se registraron 630 incidentes contra personas por su orientación sexual. Además de los delitos más graves, Muñiz señala que el colectivo se enfrenta cada día a reacciones homófobas que van más allá de agresiones e insultos. Son creencias aparentemente amables y paternalistas sobre la diversidad sexual que esconden en realidad una homofobia latente.

De ahí que vea «fundamental» dar visibilidad a lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales. Algo que en este curioso año on-line en el que la epidemia ha sustituido a las carrozas por pantallas, las marchas por las banderas en las fachadas y las carreras de tacones por actividades televisadas cree que han logrado. «Es la primera vez que obtenemos respaldo de las instituciones, el Ayuntamiento de León nos ha dado todo tipo de facilidades para instalar una carpa informativa en la Catedral y en Botines, nos pidió banderas, también UGT y CC OO y la Subdelegación, y Botines se ha iluminado con los colores arcoíris», reconoce.

Recuerda que aún «queda mucho por hacer, porque en el tema laboral, sobre todo, las mujeres trans son las más discriminadas». También recordó el caso de una pareja de dos mujeres que se tuvieron que casar para que las reconocieran a ambas como madres del bebé que tuvieron. «Aún hay resistencia en cuestiones que los heterosexuales no encuentran problemas».

Muñiz considera que León «aún es una ciudad cerrada, donde al colectivo le cuesta mostrarse y la prueba es que cuando van a buscar a su pareja al trabajo muchos se cortan y no le dan un beso al ser una ciudad pequeña y con prejuicios».

España es después de Alemania el segundo país de la UE con mayor población de LGTBI. En León la asociación quiere crecer y ha logrado una veintena de voluntarios para darle visibilidad.