«Tomamos decisiones de vida o muerte»
Rafael Díez Moreno es motorista de la agrupación de Trafico, una de las especialidades más exigentes. Tanto, que son muchos los llamados pero pocos los elegidos. «Las pruebas de ingreso son muy exigentes», asegura el agente.
Asegura que un motorista de la Guardia Civil debe tener la mente fría porque se toman decisiones para impedir accidentes con gran rapidez que, en ocasiones marcan la diferencia entre la vida y la muerte. «A la moto hay que tenerle respeto». Las pruebas de ingreso son muy duras. De hecho, Díez Moreno explica que entre las pruebas podían mandarte ir de pie sobre un estribo, tumbado, «ya hacer los caballitos y lo que te mandaran», de pie sobre la moto, de rodillas...
El destacamento de tráfico en León dispone de cincuenta agentes y Díez Moreno recuerda que la sanción reprime las imprudencias. «Mire, si no hubiera presencia de la agrupación de tráfico, la carretera sería un lugar sin ley», dice y añade que se evitan más accidentes de los que se producen y que la mera presencia de la Guardia Civil evita infracciones que terminan en accidentes. Además, insiste en que hay tipos de infracciones en las que los delincuentes son reincidentes y precisa que la superar los límites de velocidad y conducir bajo los efectos de la droga y el alcohol son delitos en los que los automovilistas siempre reinciden. Los agentes de Tráfico tienen que acudir a la Academia para seguir formándose cada tres o cuatro años porque la diligencia en la moto hay que refrescarla. «Me jubilaré a los 65 años y, a poder ser, subido en una moto», asegura, que además es tripulante operador del Pegasus.