La otra cara del virus
La pandemia de residuos, el impacto de mascarillas y guantes
La crisis sanitaria pone en jaque la gestión de residuos debido al arrojo de basura a las calles, especialmente de mascarillas y guantes. La incapacidad del sistema de reciclar y dar una segunda vida a estos productos agrava el problema.
Durante el confinamiento, la generación de residuos en las calles disminuyó considerablemente, pero aumentó el uso de envases de usar y tirar, que van al contenedor amarillo. Según el gestor de la bolsa amarilla, el incremento fue de un 15%, aunque se estima que pudiera ser superior. Esto se debió principalmente a que permanecimos más tiempo en casa y se abusó de la comida sobreenvasada.
Sara Güemes, coordinadora del proyecto Lidera de SEOBirdlife y Ecoembes, cree que durante los meses más duros del confinamiento «se cayó en la histeria colectiva». «Se pueden comprar los productos en el supermercado como hemos hecho siempre y los no envasados se deben lavar correctamente. No es necesario comprar todos los alimentos sobreenvasados, puesto que todos esos plásticos adicionales son innecesarios y muy contaminantes», señala la coordinadora.
Estado de alarma
«El plástico nos ha ayudado en esta crisis sanitaria por sus beneficiosas propiedades para mantener la salubridad en los hospitales y otros entornos, pero estas características son las que hacen que perdure y no se pueda reutilizar. Por ello, es muy importante que se depositen en el contenedor amarillo para ser gestionados correctamente en plantas especializadas», recuerda Güemes.
Sin embargo, la crisis sanitaria llevó al gobierno a prohibir el triaje manual en lugares de reciclaje—selección manual de los residuos en las plantas de reciclaje— para evitar exponer a los trabajadores. Estas prácticas son la forma más rápida y eficaz de separar los envases reciclables para darles una segunda vida, por lo que todo lo que no se separa termina en incineradoras y vertederos.
Aunque durante el periodo de aislamiento las calles fueron vaciadas —incluida la basura que se suele acumular—, la vuelta a la ‘nueva normalidad’ y el retorno de la vida a las ciudades trajo de nuevo esa ‘pandemia de acumulación de residuos’—pero con dos nuevos integrantes: los guantes y las mascarillas no reutilizables.
Un 350% más
De hecho, según datos aportados por la Organización No Gubernamental (ONG) Greenpeace España, en Cataluña la generación de residuos sanitarios aumentó un 350% y en Madrid un 300%. Por ello, los sistemas de gestión de residuos sanitarios se vieron desbordados y algunas comunidades autónomas tomaron medidas excepcionales como la quema en incineradoras y en cementeras.
Si analizamos estos datos desde un punto de vista ambiental, se expone una problemática. Julio Barea, responsable de campaña de residuos de Greenpeace, explica que las mascarillas y los guantes (usualmente de nitrilo) no pueden ser reciclados, sino que «en el mejor de los casos son llevados a plantas para su tratamiento».
Para poder entender esto mejor, hay que tener en cuenta que se estima que una mascarilla, cuya composición es similar a una toallita húmeda (plástico, fibras sintéticas y celulosa), tarda más de 100 años en descomponerse. En el caso de los guantes, el ecologista afirma que los más habituales tardarían entre 10 y 20 años.
Mascarillas
Además, antes de producirse este proceso, estos elementos suelen transformarse en microplásticos y microfibras imperceptibles al ojo humano y que terminan en la cadena alimenticia humana, cuando son devorados por peces y otras especies marinas en ríos y océanos.
En España se venden y distribuyen al mes 659 millones de mascarillas quirúrgicas. Si una mascarilla de estas características pesa 2 gramos (quitando la varilla de aluminio de la nariz), esto supone más de 1.300 toneladas de nuevos residuos que no estaban en circulación. Además, desde el pasado jueves 16 de julio, en la comunidad de Castilla y León es obligatorio su uso en todo los ámbitos, por lo que estos residuos no paran de aumentar. Lo cierto es que en estos cálculos tampoco se tienen en cuenta los guantes, ya que no hay datos sobre estos elementos.
Sobre ello, El Ministerio de Sanidad desaconseja el uso de guantes a los ciudadanos cuando salen a la calle porque te puedes infectar si no los retiras adecuadamente o si te tocas la cara por error y también dan una sensación de falsa seguridad. Por ello, desde la Administración recomiendan una correcta higiene y limpieza de manos, antes que utilizar guantes para protegernos. Greenpeace se suma a estas pautas y recuerda que son «innecesarios y solo generan residuos altamente contaminantes». Respecto a las mascarillas, los ciudadanos pueden escoger mascarillas reutilizables y lavables, a pesar de que el personal sanitario debe usar las mascarillas pertinentes. Por tanto, Barea recuerda que «la mejor solución es no utilizar guantes y emplear mascarillas reutilizables para el uso común».
Los microplásticos
Como se menciona anteriormente, los estudios realizados apuntan a que el tiempo de descomposición de una mascarilla quirúrgica puede ser superior a un siglo y anteriormente se transforman en microfibras y microplásticos tóxicos. Sara Güemes apunta que «es importante concienciar que los microplásticos no solo se generan de lo grande, sino también pueden generarse en otros lugares». Un ejemplo son las lavadoras, ya que en cada lavado se desprenden hasta 700 millones de micropartículas de plástico que terminan en ríos y mares.
Según investigadores de la Universidad John Hopkins (Estados Unidos), cualquier europeo que consuma marisco habitualmente llega a ingerir aproximadamente 11.000 microplásticos al año. Asimismo, un estudio de Greenpeace y la Universidad Nacional de Incheon (Corea del Sur) de 2018 concluyó que el 90% de las marcas de sal muestreadas a nivel mundial contenían microplásticos.
Medidas anti-Covid
Según datos de Greenpeace, solo el 9% de todo el plástico producido y consumido hasta la actualidad a nivel mundial se ha reciclado, el 12% se ha incinerado, y la gran mayoría, el 79%, ha terminado en vertederos o en el medio ambiente. Los objetos compuestos pop plástico pueden llegar al mar también desde los vertederos a través del agua que fluye por los mismos.
Actualmente no hay evidencias que determinen que los microplásticos representen un riesgo para la salud de los seres humanos. Sin embargo, las pequeñas partículas de plástico pueden entrañar graves riesgos debido a que se pueden ‘colar’ en el torrente sanguíneo, el sistema linfático o incluso, alcanzar el hígado.
En consecuencia, si en la crisis sanitaria la circulación de residuos aumentó debido al uso generalizado de las mascarillas no reutilizables y los guantes de plástico, se presenta un problema evidente. Los países y gobiernos están ante un nuevo reto medioambiental y cada ciudadano debe ser responsable de su propia carga. El arrojo de estos objetos contaminantes, no solo suponen un riesgo para el medio ambiente sino también para el personal de limpieza de las calles. Por tanto, se debe apelar a la sensatez y civismo para depositar estos productos en los lugares correspondientes.
La toma de conciencia y la puesta en marcha de medidas gubernamentales son esenciales para hacer frente a esta amenaza y evitar llegar a un mañana con daños irreparables. Seamos responsables de nuestro futuro.