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Investigación

Un caro atrezzo para los congelados

La Guardia Civil encuentra trece ánforas romanas del siglo I en una tienda de pescado de Santa Pola, que las tenía como decoración del establecimiento

Publicado por
Doménico Chiappe
León

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El hijo dice que las sacó del mar cuando pescaba. Eran unas vasijas de cerámica que, una vez limpias, podían quedar muy bien como parte de la decoración de la tienda de congelados que su padre regenta en Santa Pola.

En efecto, las piezas fueron lavadas y raspadas, pero mantuvieron su aspecto antiguo. Seis de ellas, en distintos estados de conservación, se agruparon en una especie de arqueológica naturaleza muerta en el suelo del local. Una contra otra, en delicado equilibrio fueron acuñadas contra un ancla ennegrecida. Tal atrezzo para la tienda saldría caro.

Los objetos extraídos del mar eran en realidad ánforas romanas, posiblemente del siglo I, de tanto valor histórico que no pueden tasarse y su venta está prohibida.

Durante una inspección rutinaria, llamaron la atención del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.

«Los agentes observaron varias ánforas de cerámica en distintos puntos de las instalaciones, un ancla metálica y una placa caliza con una inscripción que, a primera vista, podrían tener una antigüedad considerable», mantienen. «Las ánforas eran embarcadas en el Portus Ilicitanus, para su traslado a Roma», explican las autoridades.

«Otras también eran utilizadas para el transporte de vino y de salsas de pescado. Por la morfología que presentaban, podrían tratarse de ánforas dedicadas al almacenamiento y transporte de estos productos».

El ancla, la placa y los cántaros, expoliados con seguridad de algún viejo naufragio, han sido intervenidos de manera cautelar y entregados al Museo del Mar de la localidad alicantina, que trabaja en su autenticación.

Una de las ánforas podría tener singular valor, debido a su rareza, según la Consejería de Cultura de la Comunidad Valenciana.

 Las excusas de los dueños de la tienda, que mantienen su versión del hallazgo causal de una tarde de pesca, y niegan que comercien con antigüedades, no han valido para evitar el proceso judicial al que ahora se enfrentan, por delitos contra el patrimonio histórico y el orden socioeconómico, y por la adquisición o tenencia de objetos de ilícita procedencia. El caso ya está en los juzgados de Elche.