La Indiana Jones del lujo
Virginia Ibáñez, fundadora de La Agenda Secreta, consigue los objetos más codiciados de la moda con sus contactos
Podríamos decir que Virginia Ibáñez es la Indiana Jones del sector del lujo. Considerada más efectiva que Google en sus búsquedas, es la fundadora de La Agencia Secreta, una empresa dedicada a conseguir los objetos más codiciados de la moda. Productos, ropa o complementos de temporada que parecen imposibles de obtener... menos para ella.
En lugar de azotar con el látigo para conseguir su propósito, Virginia tira de agenda de contactos —su bien más preciado— y de una envidiable relación con las marcas. «Esa es mi fortaleza», afirma Ibáñez. Pero no siempre fue así. Costó que, cuando comenzó hace 11 años, viesen su potencial y la tomasen en serio. Ahora son conscientes de que muchos clientes acuden directamente a La Agencia Secreta sin pasar por ellos. Pagan un plus por un servicio que les sale a cuenta: son asesorados en todo momento y se ahorran los quebraderos de cabeza de la búsqueda y las molestias que conlleva, como gestionarlo en otro idioma. Eso sí, cobra siempre por adelantado y no admite devoluciones. «No me voy a quedar con un bolso de 3.000 euros», aclara.
El boca a boca es su mejor propaganda junto con su cuenta de Instagram, red social que ella misma gestiona en la que frisa los 30.000 seguidores. «Es una plataforma diaria de publicidad», donde potenciales clientes ven que te codeas con los grandes, que las marcas cuentan contigo. «Eso da seguridad a los nuevos compradores. Saben que solo manejo piezas originales».
Lo que más tiene son clientes repetidores, que al final se convierten en amigos. Algo de lo que se siente muy orgullosa y se deshace en halagos hacía ellos. «Mi clientela es un 10. Gente educadísima que es muy agradecida». Algunos muestran su gratitud públicamente, como el futbolista Alvaro Arbeloa o la ‘influencer’ Paula Ordovás, que considera a Ibáñez su «hada madrina». Otros prefieren mantener el anonimato. Entre ellos se encuentra gente adinerada que pide un producto que les hace ilusión para ellos o para un regalo, pero también los que ahorran durante un tiempo para darse un capricho.
El 90% de los encargos que recibe son para artículos de las mismas 8 o 9 marcas de lujo. Las que son capaces de convertir objetos en piezas de culto. Pero, ¿cuál es el Santo Grial? «Todos los años hay un producto que me quita el sueño». Las Balenciaga triple S fueron las causantes de su insomnio el año pasado. Tan involucrada está con la felicidad de sus clientes que en muchas ocasiones se siente frustrada. «Como con los colgantes de las iniciales de Celine», recuerda entre suspiros. Pero, claro está, las marcas tienen una producción limitada y hay multitud de peticiones para ciertas piezas que la superan con creces.