Los dos terremotos más antiguos de León
Una investigación de la ULE localiza en Manzaneda de Cabrera movimientos sísmicos de entre 5 y 8 grados de magnitud que ocurrieron hace unos 470 millones de años, en pleno Palezoico
Al menos dos terremotos que ocurrieron en Cabrera Alta, donde hoy se localiza el pueblo de Manzaneda, hace 470 millones de años. Sucedió en el periodo conocido como Ordovícico, en plena era Primaria o Palezoico, según explica el geólogo y profesor de la ULE, Javier Fernández Lozano. Una investigación realizada desde la Escuela Superior y Técnica de Ingeniería de Minas ha realizado un apasionante viaje a la vida antigua del planeta. En aquellos días, la zona occidental de la provincia formaba parte de un gran océano, llamado Reico, muy diferente a lo que «estamos acostumbrados a ver». Estaba «rebosante de vida, contaba con artrópodos y gusanos que campaban a sus anchas por los fondos marinos», explica. Entonces, «León formaba parte del litoral de un continente ya desaparecido, que tenía gran actividad sísmica y volcánica, responsable de las rocas volcánicas de Truchas, sobre las que se sitúa el Sagrado Corazón», explica el profesor.
Allí se producían grandes erupciones volcánicas, como las que ocurren en el llamado cinturón de fuego del Pacífico, acompañadas de fuertes terremotos. «Y dos de estos grandes episodios sísmicos han quedado registrados en Manzaneda de Cabrera», tal y como documentaron en mayo en un congreso de la Sociedad Geológica de España.
El registro geológico conservado en las rocas «casi intacto después de tanto tiempo», indica que la magnitud de esos terremotos «debió ser lo suficientemente elevada para que se conserven en la roca, pues los terremotos más pequeños no suelen dejar huella». Para entender esta magnitud Fernández Lozano explica que «por ejemplo, hoy en día los terremotos que han ocurrido en la zona de Manzaneda no superan los 2.5 grados de magnitud. Son prácticamente imperceptibles para los habitantes de una provincia en constante movimiento. Sin embargo, los restos de los terremotos preservados en el paisaje de La Cabrera debieron superar los 5º y podrían haber llegado incluso a 8º de magnitud. Ya que sus huellas son perceptibles en forma de requiebros en la roca y otras estructuras complejas con fuerte deformación».