ESCRIBA SUS DESEOS Y SE CUMPLIRÁN
Escribir nos obliga a priorizar, a elegir, a tomar decisiones, pero también a decidir lo que queremos que nos suceda. Así, cuando tomamos nota de un sueño o un deseo, éste empieza a tomar forma y busca caminos para materializarse en nuestra realidad, según una de las pioneras de la escritura terapéutica
Está comprobado. Numerosos actos que parecen casi mágicos, en los campos más diversos, han empezado con la escritura», señala Silvia Adela Kohan, licenciada en Filología Hispánica, logopeda y especialista en técnicas narrativas. Kohan (www.facebook.com/silviaadela.kohan), que nació en Buenos Aires y vive en Barcelona (España), creó con el grupo Grafein el método «taller de escritura» basado en el psicoanálisis y se ha especializado en técnicas de escritura terapéutica y creativa, de las cuales es un referente en el mundo de habla hispana.
Para esta autora la escritura es reveladora, ya que funciona como bálsamo durante y después del malestar, nos ayuda a entender sus causas y motivos, y también a resolver problemas emocionales, a mejorar el estado de ánimo y a obtener las claves para materializar nuestros deseos.
En su último libro Escribir para sanar propone decenas de ejercicios inspiradores diseñados para «deshacer nudos y atar cabos, generar ideas estimulantes o dar vida a los sueños».
Un ejemplo sobre el poder de la escritura lo da el comentarista de televisión, motivador y exentrenador estadounidense Lou Holtz, quien en la década de 1970, estaba una situación crítica: tenía 28 años, acababa de perder su empleo, no tenía un céntimo y su mujer estaba embarazada de ocho meses, según Kohan. Señala que en un acto de rebelión personal, redactó una lista con sus deseos más improbables, y anotó 107 metas, entre ellas «cenar en la Casa Blanca», «conocer al Papa» o «ser entrenador de su equipo favorito de fútbol americano». También se propuso «hacer cada día algo concreto para cumplir al menos uno de esos deseos». Destaca que Holtz ha llegado a cumplir cuatro de los propósitos «casi imposibles» junto con noventa deseos más de aquella lista
«¿Cómo se explica? Así como encontramos más rápido algo que buscamos si lo visualizamos mentalmente al buscarlo, un deseo tenderá a cumplirse si lo escribimos y al hacerlo lo visualizamos como si ya estuviera ocurriendo», asegura Kohan.
«Al haberlo expresado por escrito, estamos programando nuestras percepciones cerebrales. Activamos el filtro de la atención, de modo que reconocemos los signos y señales que surgen a nuestro alrededor como vías hacia ese deseo y que, de no haberlas escrito, las hubiéramos dejado pasar», explica. Dicho de otro modo, estamos activando y predisponiendo nuestras percepciones hacia todo aquello que puede ser una oportunidad o un cambio encaminado a que se cumpla aquello que deseamos», indica.
«La repetición continuada de una idea tiende a formar parte de nuestro sistema de creencias. Así se adquieren las creencias positivas, aunque también las negativas», de acuerdo a esta experta. «Cuando nos enfocamos en lo positivo aparece una conversación nueva en nuestra mente y cambia nuestro tono vital y estado emocional, y con éste la predisposición a la acción entusiasta. La vida entonces parece tener un sentido porque nos unimos a ella en su alegría creativa», puntualiza.
Para Kohan la clave está en «escribir nuestro deseo con la convicción de que más pronto o más tarde se cumplirá». «Tal vez no se cumpla de modo evidente, pero habrá algo que nos alerte de que eso que nos llega se vincula con aquello que escribimos», apunta. Al escribir sobre nuestro deseo (o sobre algún problema nuestro) estamos «iluminando» ese aspecto en el campo de nuestra atención gracias al mecanismo del sistema neuronal, según indica. «Por ejemplo, si hoy apuntamos tres situaciones estimulantes, «encuentro de compañeros de universidad, clase de yoga y escapada a una bodega de vino», nuestra atención a los estímulos que nos recuerdan esas circunstancias se verá incrementada en los días venideros», completa.
Pero la experta advierte que, del mismo modo, podemos atraer también lo negativo. «Todo pensamiento produce una consecuencia a nivel cerebral. En este sentido, alguien dijo que quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentarlo, y quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante», señala. «Sea como sea, «en todos los aspectos de la vida, el secreto está en no abandonar ante la primera dificultad. Para alcanzar el éxito, debemos perseverar aunque recibamos muchas negativas, y suframos muchos rechazos y desilusiones», enfatiza. Escribir nuestro deseo funciona como un recordatorio para el cerebro, de modo que dirigimos nuestras percepciones.