En la capital
El enfado y la resignación cunden en el Madrid confinado
A partir del lunes, unos 850.000 habitantes de la Comunidad de Madrid quedarán recluidos en sus barrios salvo para ir a trabajar o hacer otras actividades esenciales , una medida que ha sido recibida por los afectados con una mezcla de enfado, escepticismo y resignación.
37 áreas sanitarias repartidas por seis distritos de la capital ( Carabanchel, Ciudad Lineal, Puente de Vallecas, Usera, Villa de Vallecas y Villaverde ) y otros siete municipios de la región ( Alcobendas, Fuenlabrada, Getafe, Humanes de Madrid, Moraleja de Enmedio, Parla y San Sebastián de los Reyes ) componen el mapa del Madrid confinado , integrado en buena medida por barrios de extracción popular.
Para encontrar lo más parecido al actual epicentro del virus en Madrid hay que ir a la zona básica de salud (ZBS) asignada al centro de salud Martínez de la Riva, en Puente de Vallecas . Esta área acotada por la avenida de la Albufera y la M-30 presenta la tasa de incidencia a 14 días más elevada de la Comunidad: 1.903,96 casos por cada 100.000 habitantes .
"Les falta ponernos la pulsera como a los judíos", protesta Victoria al salir de hacer la compra en el mercado de Vallecas. A esta vecina le parece "una barbaridad" que se "estigmatice de esta manera" a los distritos del sur, y culpa de la situación a la "nefasta" gestión de las instituciones.
Asegura, además, que el barrio "está muy abandonado desde hace muchos años", y se pregunta: "¿Si somos un foco tan importante, por qué ahora mismo no están aquí los camiones desinfectando las calles? ¿Por qué no hay urinarios para la gente que deambula porque no tiene otro sitio donde estar?".
Mercedes, dependienta de una heladería en la avenida de la Albufera, prevé que "este barrio va a seguir igual", porque la gente "tiene que salir a la calle" y no espera que haya "un policía detrás de cada abuelo".
Ella cree que "tiene que haber medidas para todo Madrid" y que "el cierre que han hecho no es justo", porque afecta "a unos barrios que no están atendidos igual que otros" y cuyos ambulatorios y hospitales están "colapsados".
Entre tanta indignación también hay quien se resigna a la situació n, como Víctor José, quien considera que "hay que tratar de hacer algo para frenar el virus", o Diego, que opina que "si el barrio que sea tiene más índice de contagios pues hay que pararlo, sea Serrano o La Moraleja o lo que fuera".
Más allá de la capital
El Centro de Salud Sánchez Morate, sobre el que se dibuja una de las áreas sanitarias de Getafe que será aislada este lunes, cierra por las tardes desde hace meses y es muy difícil contactar con él por teléfono, según cuentan a Efe algunos vecinos del barrio.
“¿Qué van a poner, al ejército para que la gente no salga?”, se pregunta, denunciando que “el Metro y el tren van hasta arriba”, y que “tardan un montón de tiempo en hacerte la PCR” y darte los resultados.
Paloma tiene un comercio de artículos de bebé y está “viendo si se puede ir vendiendo algo por internet”, toda vez que a su establecimiento acude gente “de todo Getafe, de Leganés y de los alrededores” a la que ahora no van a dejar pasar.
Las restricciones anunciadas ayer también afectan al norte de la región, en concreto, a un área sanitaria de San Sebastián de los Reyes y a dos de Alcobendas. Las tres conforman la “zona centro” de estos dos municipios colindantes, separados solo por una avenida.
“Han ido a confinar, únicamente, la zona de los curritos”, cuenta a Efe, indignada, Araceli, que vive en el barrio con restricciones en San Sebastián de los Reyes y trabaja en un bar dentro del perímetro afectado en Alcobendas. Critica especialmente el cierre de la hostelería a las 22 horas, que acabará con las cenas en la terraza, “que eran la salvación tras una pésima temporada”.
Laura, vecina de Alcobendas que trabaja en Madrid, cree que las medidas son “totalmente insuficientes” para frenar al virus, porque van acompañadas de “tantas excepciones” que ella “podrá hacer su vida con total normalidad”, desplazándose a diario al centro de Madrid y pudiendo reunirse con sus amigos e ir a los bares.
Raúl, vecino de San Sebastián de los Reyes y trabajador en una frutería en pleno casco histórico, se queja de que hay vecinos que “no entienden nada”, sobre todo la gente mayor, “que ha ido hoy a hacer compra grande, pensando que les volvían a confinar como en marzo”.
Antonio le escucha atento mientras espera su turno y asegura que él “va a colaborar y se quedará en casa”, aunque reconoce que le costará explicar a sus hijos que no pueden ir al parque “mientras los bares están abiertos”.