«Nadie creía que él escribiera las historias»
christian sandoval
Hortensia Campanella no perdió oportunidad para hacerle una entrevista a Benedetti y desde ahí empezó una relación que se extendió hasta la muerte del uruguayo, en 2009. Hoy, la autora de Mario Benedetti: un mito discretísimo, le revive en esta entrevista.
— En una parte del prólogo de la reciente edición de Mario Benedetti, Antología Poética, Serrat habla de los siete “Benedettis que Mario cargaba en su mochila”, ¿cuáles cree que le hacen falta mencionar?
—Sin duda Serrat ha hecho un trabajo espléndido indagando por toda la obra poética de Mario, que es múltiple y que como él dice tiene mucho que ver con su vida. Pero hay otras facetas de Benedetti como narrador, como dramaturgo, como humorista y sobre todo como crítico literario.
—¿Cuándo despierta la pasión de Benedetti por las letras?
—De niño. Desde muy pequeño a él le gustaba leer e inventar historias. En determinado momento el padre tuvo que ir al colegio para dar cuenta de que nadie le había hecho una historia que había presentado, porque no lo creían.
—¿Cómo recordaba Benedetti sus primeros años de vida, allá en Paso de los Toros y posteriormente en Tacuarembó?
—En realidad de esos primeros cuatro años tiene pocos recuerdos, pero los que tiene son felices hasta el momento en que la quiebra del padre los lleva a buscar otro lugar de vida y se vienen a Montevideo.
—A partir de ese momento, sus recuerdos son muy tristes porque la situación familiar fue muy complicada. Todas las veces que hablaba de su infancia, recordaba ese momento que transformó la vida de la familia completa.
—En algunas entrevistas Benedetti afirmaba que se había mudado muchas veces dentro de Montevideo, ¿cree que eso influyó posteriormente en sus relatos?
—Benedetti ingresó al colegio Alemán en 1928, época muy complicada entre otras cosas por el avance del nazismo en Alemania, ¿cómo vive él esa experiencia?
—La etapa escolar en el Colegio Alemán es de seis años. A pesar de que este colegio tenía una raíz muy elitista que diferenciaba a aquellos alumnos de origen alemán de los que no lo eran, para él fue una experiencia muy gozosa. Pensaba que ese tipo de escolarización le dio, además de un idioma que manejaba perfectamente, unas pautas de conducta, orden, disciplina y puntualidad que lo marcaron para toda su vida.
—También es cierto que su padre lo retira inmediatamente cuando en el año 39 el nazismo impone en el colegio el saludo nazi.
—Benedetti fue un crítico literario importante. En sus artículos revisó a grandes intelectuales del siglo XX, pero ¿qué tan abierto era frente a escritores menos conocidos?
—Hay dos facetas de eso que me preguntas. Por un lado, él muchas veces descubría autores que no estaban en el mundillo literario. Fue la primera persona que habló de Rulfo en Uruguay y la primera que habló de Ángel González, el poeta español. Por otro lado, ya cuando Benedetti tuvo más reconocimiento, aceptó las consultas de los escritores más jóvenes y los oyó cuando se acercaban a él pidiéndole consejos. Siempre tenía tiempo para ellos.
—Pensando en dónde puede ubicarse a Benedetti en el tiempo, ¿cómo fue su relación con los autores del ‘Boom’?
—El fue amigo de la mayoría de escritores del Boom, muy amigo en algunos casos. No tuvo malas relaciones hasta que surgieron algunos elementos que no tenían que ver con la literatura, pero no olvidemos que en la época del Boom, Casa de las Américas de La Habana era un centro de concentración de escritores latinoamericanos y por ahí pasaba Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Mario Benedetti, etc
—¿De dónde nace el interés de Benedetti con retratar la realidad tal cual?
—Esto tiene que ver con la posición que venía de mucho antes con respecto a la realidad uruguaya y latinoamericana. A partir de los años 50 y pasados, él empieza a volcarse más hacia la realidad que lo circunda y a escribir sobre lo que ve y lo que siente acerca de lo que ve.
—En trabajos como ‘La Tregua’ o ‘Poemas de la oficina’, ¿por qué era tan importante para Benedetti hablar de la vida administrativa de Uruguay?
—Él escribía sobre lo que sentía y vivía. Eso sin duda tenía que ver con una mirada crítica de su entorno, con lo que en aquel momento le parecía gris y decepcionante de una mediocracia uruguaya, especialmente montevideana, que de alguna manera se reflejaba en el tema de la oficina pública.
—¿Cuál fue la obra que lo catapultó a la fama?
—Lo que pudo ser editado por editoriales comerciales fue a partir de “La Tregua” o de antes “Montevideanos” y los cuentos de “Esta mañana”. A partir de esa época puede considerarse un escritor profesional..