EL BARRIO POSPANDEMIA
El vecindario sostenible del futuro ha sido diseñado para afrontar tanto el cambio climático como las pandemias, siendo ecológico al máximo y facilitando las medidas para controlar los rebrotes. China será también el primer país en construir estas viviendas del futuro
Han sido bautizadas «las primeras viviendas post-covid», «las viviendas km0» o las «viviendas del futuro», pero el diseñador de este nuevo vecindario que aúna preservación medioambiental y protección antiepidémica, el arquitecto Vicente Guallart, prefiere ceñirse a su oficial «la ciudad autosuficiente» (CA-S).
Guallart ha ganado con este proyecto, que según explica «define un nuevo estándar para los edificios de viviendas en la era post-Covid-19 y que se puede aplicar en todo el mundo», un concurso internacional promovido en la Nueva Área de Xiong’an, cerca de Beijing (Pekín), en China, el país que fue el epicentro de la pandemia del nuevo coronavirus.
Si China fue el «kilómetro cero» de la enfermedad del SARS-CoV-2, también podría ser el punto de partida de un nuevo concepto de arquitectura y urbanismo adaptado a la nueva realidad que deja la pandemia, del cual el proyecto de Guallart (www.guallart.com) es un exponente pionero.
La Nueva área de Xiong’an, a unos cien kilómetros al suroeste de Beijing, es una nueva ciudad innovadora, de alta tecnología y en simbiosis con el medioambiente que se anunció en 2017, que se está construyendo y fue proyectada para funcionar como una nueva zona económica nacional, siendo parte de la denominada «estrategia del milenio» del gigante asiático.
La competición internacional que ganó el proyecto de Guallart, recibió más de 300 proyectos organizados en seis categorías, con el fin de definir los estándares para los edificios de esta nueva ciudad impulsada como un centro de desarrollo e integración para el triángulo económico Beijing-Tianjin-Hebei, con altos criterios ecológicos, fusionando el urbanismo chino y europeo.
El proyecto concreta en cuatro manzanas un modelo urbano, donde las personas podrán vivir, trabajar y descansar en el entorno de su vivienda, y en época de crisis sanitaria, energética o alimentaria, dar una respuesta adecuada desde ese entorno, mediante confinamientos de diversos grados, apunta Guallart. «No podemos seguir diseñando ciudades y edificios como si nada hubiera pasado. En los últimos tiempos están ocurriendo fenómenos de escala mundial que nos obligan a repensarlo todo. Nuestras propuestas nacen de la necesidad de aportar soluciones a las diversas crisis que está viviendo nuestro planeta», recalca.
Explica que la CA-S está pensada para poder producir alimentos, energía y también objetos de uso cotidiano a partir de una mini industria digital equipada con impresoras de 3D situadas en las plantas bajas. «Asimismo, todos los bloques de viviendas estarán cubiertos por invernaderos que permitirán producir alimentos para el consumo diario y utilizarán sus cubiertas inclinadas para generar energía, al incorporar paneles solares en algunos de sus techos.
En los bloques de edificios funcionarán sistemas colectores de agua de lluvia, plantaciones mediante acuaponía (cultivo de plantas sin tierra combinado con la cría de animales acuáticos en piscinas de acuicultura) y aeroponía (cultivos en un entorno aéreo o de niebla), granjas verticales iluminadas con lámparas LED y la entrega de mercancías mediante drones, según el proyecto, Todas las viviendas tendrán una amplia terraza orientada al sur, que actuará como un regulador térmico, y será además un espacio fundamental durante los posibles periodos de confinamiento, permitiendo jugar y descansar a quienes vivan allí, señala. «Asimismo, las viviendas estarán preparadas para tener espacios de teletrabajo y estarán conectadas con redes 5G, creando redes sociales a escala de barrio para el intercambio de recursos», añade.
Las cuatro manzanas estarán construidas con edificios de madera, en los que se mezclarán viviendas, residencias de gente joven y mayores, oficinas, una piscina pública, tiendas, un mercado, guardería, un centro administrativo y un parque de bomberos.
El proyecto sigue los principios de la bioeconomía circular, consistente en producir recursos biológicos renovables convertirlos en productos, alimentos, energía y servicios, de modo amigable con la naturaleza, y reutilizarlos y reconvertirlos en materia prima generando unos desechos mínimos y reciclables que se convierten en materia prima reiniciando el ciclo.
Guallart explica que «desarrollaron este proyecto durante el confinamiento, cuando todo el equipo trabajaba desde sus casas y decidieron incluir todos aquellos aspectos que podrían hacer nuestra vida mejor, de forma que se pudiera definir un nuevo estándar a aplicar en cualquier país.
Señala que son edificios que al mismo tiempo se enfrentarán a las crisis del clima y de la vida. La revista ‘Fast Company’ señala que «la ciudad autosuficiente» de Guallart sigue el modelo de la ‘Ciudad del cuarto de hora’, un proyecto consistente en hacer de París una ciudad con gran acceso a espacios verdes y donde todos puedan llegar a su trabajo, hogar o servicio y encontrar todo lo que necesiten en su barrio o cerca, a 15 minutos de su casa, yendo en bicicleta o a pie.