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Religión

La Diócesis ofrece cinco edificios para luchar contra el covid

El Seminario Conciliar San Froilán recibió ayer a los tres primeros seminaristas de los cinco que vivirán este año en el centro de la Plaza de Regla. Otros diez se incorporan el domingo al otro seminario, el Redemptoris Mater. Pocos inquilinos en cientos de metros cuadrados en los que es fácil cumplir con el distanciamiento social. La Diócesis de León pone a disposición de Sacyl dependencias en cinco edificios para luchar contra el virus

León

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Los seminaristas también se incorporan a las aulas. Ayer llegaron los tres primeros de los cinco que recibirán formación presencial en el Seminario Conciliar San Froilán en el edificio de la Plaza de Regla. El centro está en obras. Dispone de cuarenta habitaciones, veinte en cada planta, pero no todas están acondicionadas para su uso. En el inicio del curso, que comienza el día 6, la dirección ha introducido en la rutina diaria del seminario las recomendaciones de higiene y distanciamiento social. Esto último es una redundancia porque las pocas vocaciones dejan libres cientos de metros cuadrados en unos espacios en los que conviven en familia seis personas de forma estable— los cinco seminaristas y un sacerdote—, además de otros dos del equipo de formadores. El seminario cuenta este año con 24 profesores. «Un pequeño grupo humano viviendo en un espacio muy grande», asegura el rector, Rubén García. Nada que ver con los cuatrocientos alumnos con los que llegó a contar en los años 40.

A las clases asistirán también diez de los trece alumnos que vivirán este año en el Seminario Redemptoris Mater, en la carretera de Asturias. El rector, Manuel Flaker, destaca que la vida dentro del centro durante el confinamiento fue prácticamente normal. «Somos una comunidad de convivientes. Hemos tomado las medidas de higiene y seguridad, pero tenemos un recinto de muchos metros cuadrados y espacio al aire libre que nos permitió salir al exterior y hacer deporte». Un informe de la Conferencia Episcopal cifra en catorce los seminarios en España que no fueron afectados por el coronavirus, entre ellos León. También tienen habitaciones libres.

Sacyl se ha fijado en los espacios que sobran en los edificios de la Diócesis de León. Una segunda ola de la pandemia hace necesario prever locales en los que alojar a personas que estén en cuarentena y no puedan garantizar un confinamiento eficaz en sus casas. En una reunión mantenida recientemente con miembros de la Gerencia provincial de Sanidad, la Diócesis de León ofreció a Sacyl dependencias libres de cinco edificios de León para su uso en caso de necesidad sanitaria. Fuentes oficiales del Obispado confirman que estos edificios son habitaciones en los dos seminarios (siete en el Redemptoris Mater y por decidir en el de San Froilán al estar en obras), salas de la Escuela Universitaria de Trabajo Social— situada en la calle Cardenal Landázuri—, cuartos en el albergue de los Dominicos en la Virgen del Camino, y la residencia de los Padres Claretianos, situada justo al lado del Hospital, en la que viven hermanos mayores dependientes, pero que disponen de camas libres. El acondicionamiento y el mantenimiento de las instalaciones que Sacyl pueda utilizar estará a cargo de la Consejería de Sanidad.

«Hay espacios vacios, disponibles, que se pueden usar bien para aislar a las personas que tienen que guardar cuarentena, personal sanitario, realización de pruebas PCR... siempre que lo requiera la situación epidemiológica por el coronavirus», aseguran las fuentes oficiales consultadas por este periódico.

El rector del seminario Redemptoris Mater ofrece siete habitaciones, algunas dobles. El edificio tiene dependencias libres suficientes para garantizar la convivencia de los diez seminaristas de los trece con los que cuenta este año (tres están en periodo pastoral), tres hermanas y tres formadores. «A Sacyl le hemos ofrecido la posibilidad de que puedan utilizar siete habitaciones para cumplir cuarentenas por contacto, alojamiento de personal sanitario, personas mayores de residencias. Todas tienen baño incorporado y facilidad para cumplir los aislamientos. Nosotros nos encargaríamos de la comida y Sacyl del lavado de ropa de cama y la visita de personal sanitario para la atención».

El seminarista Javier Eduardo Cortés Torres, colombiano en 4º de estudios eclesiásticos, llegó ayer al Seminario San Froilán, Este verano ha estado en la unidad pastoral de Villaobispo. Se incorpora con una PCR negativa «que me tuve que hacer por una operación» y un estudio serológico también negativo. El coste de esta prueba la asume el Obispado y es un análisis al que se han sometido los cinco inquilinos del centro. El único cambio que el coronavirus ha introducido en la rutina de estos estudiantes es que, de momento, están prohibidas las visitas del exterior «pero nosotros podemos salir como antes cada vez que lo necesitamos o en la hora disponible de 18.00 a 19.00 horas». En el seminario la jornada comienza a las 07.30 horas, la oración laudes, desayuno, clases, comida, tiempo de ocio, estudio, una hora para asuntos personales, estudio, oración y eucaristía, cena, tiempo libre y a las 23.00 horas es tiempo para dormir.

José Ramón Fermín, Davor Lucio Coca y Ricardo J. Núñez, ayer en Almanza . DL

Hasta los anchos pasillos cubiertos de macetas llega el olor de la comida que prepara Telti García García, la cocinera. Hoy (por ayer) prepara ensaladilla y albóndigas para ocho personas. Además, desinfecta el comedor y la cocina después de cada uso. Antes de que los seminaristas se incorporasen hoy, la empresa para la que trabaja hizo una desinfección completa de todas las dependencias y de los muebles.

«Al final somos una familia que convivimos y asistimos aquí a clases», destaca Trierry Robenkogo, gabonés de 35 años que ha pasado sus vacaciones con familias y parroquias entre León y Sahagún. «No pude ir a mi país porque están cerradas las fronteras.

Javier Eduardo Cortés limpia sus zapatos al entrar . FERNANDO OTERO

Mejor suerte ha tenido José Ramón Gago, natural de Cistierna, Estudia 2º de Filosofía y pasó las vacaciones ayudando al párroco de su pueblo y a su familia.

Ricardo Núñez es venezolano y tiene 25 años. Se incorpora al seminario Redemptoris Mater el domingo. Ahora está con el párroco de Almanza, Davor Lucio Coca de la Torre, uno de sus destinos estas vacaciones junto a Ricardo Núñez, también venezolano. «Durante la pandemia tuvimos clases telemáticas, pero el resto de la vida era igual. El seminario es amplio y grande y podemos distraernos». También han estado en casas particulares ayudando a familias.