Frenar el virus y bajar sobrecarga hospitalaria
El covid-residencias vuelve a la acción
La grave afectación por la segunda ola del covid en ocho geriátricos del área de León, con casi 500 personas mayores y trabajadores contagiados y alta mortalidad, reactiva el equipo covid-residencias de Atención Primaria.
Ocho residencias en las que el virus entró durante la segunda quincena de septiembre y los primeros días de octubre han generado una importante presión asistencial sobre el Hospital de León. Después de un verano tranquilo y, en algunas de elloas, sin haber tenido ningún caso de covid durante la primera ola de la pandemia, la alarma saltó, al mismo tiempo, en dos residencias de la zona de salud de Valencia de Don Juan y otra de Ribera del Órbigo.
El rastreo determinó que una comida de cinco personas, en la que coincidieron tres trabajadoras, una de cada centro, el 13 de septiembre, fue el origen de los contagios. La primera persona da síntomas tres días después y al día siguiente se hace una PCR, pero el resultado no llegó hasta el día 22 y nadie dio la voz de alarma. Cuando el día 23 entran en el centro de mayores, la encuentran totalmente contaminada. Como en un dominó, las otras dos también caen.
Evitar el aislamiento
El tiempo con el virus es vida. «En cuanto una persona da síntomas en una residencia, ya sea trabajadora o residentes, hay que bloquear el centro», asegura el gerente de Atención Primaria, José Pedro Fernández. Bloquear el centro significa aislar a las personas mayores y reducir al mínimo la plantilla para preservar al resto. Esa es la instrucción que se ha dado a los centros residenciales, que dependen de la Gerencia de Servicios Sociales.
El caso más grave se produjo en un centro residencial de la zona de salud de Armunia. La empresa llegó a pedir auxilio para poder atender a los residentes porque se quedaron sin auxiliares. Para la comida tuvieron que recurrir a un cátering y tuvieron que enviar a personal de otras empresas para salir del paso.
Fue la gota que colmó el vaso: 150 personas infectadas entre residentes y trabajadores. Toda la residencia estaba contaminada. Los contagios de personas mayores evolucionaban a peor y se sucedían los ingresos y las muertes. El Hospital de León ha registrado 96 fallecimientos por covid desde el 20 de septiembre hasta ayer. Y la sobrecarga asistencial que vive se debe en una parte muy significativa a la afluencia de residentes de geriátricos, tal y como afirmó esta semana a Diario de León el coordinador médico de Urgencias, Saúl Escudero.
Las trabajadoras están desoladas y con el miedo en el cuerpo. A raíz de estos brotes se decidió reactivar el equipo covid-residencias para dar apoyo a los centros y a los equipos de Primaria. Luego alquiló dos coches —durante la primera ola los puso el Ejército— y se pusieron en marcha. Tres profesionales de medicina de familia, una de enfermería, una trabajadora social y una especialista en prevención de riesgos laborales integran el equipo. Son sanitarios de Atención Primaria que combinan su labor contra el covid con las guardias en consultorios rurales y centros de salud. Cada día hacen dos rutas. María Ajenjo, una joven médica de emergencias, se incorpora después de una guardia
«Hablamos con la persona de referencia en el centro para conocer la situación y realizamos una encuesta o historia clínica de cada centro con objeto de ver las situaciones de residentes y trabajadores y todo el personal que tiene que ver con la residencia», explica Luis Miguel de Luis Arribas, médico de Primaria, que forma equipo junto con la enfermera Andrea Nuño Suárez.
Su misión es «prestar apoyo sin dejar de lado a ninguno de los equipos asistenciales y sigue existiendo derivación a hospital cuando sea preciso», aclara De Luis. «En ningún momento se ha indicado que no se deriven tanto por covid como por otras patologías», precisa. El equipo covid-residencia se inspira en la forma de trabajar del Esad, el equipo de soporte de atención domiciliaria para pacientes de Primaria.
Ayudan a establecer los circuitos de covid y no covid, tan importantes para erradicar el virus como para evitar el aislamiento total de los mayores no contagiados en sus habitaciones. Sacarles de paseo de forma individual por un circuito limpio es una de las medidas que recomiendan. Para no sumir a los mayores en la soledad total reducir a la mitad la ocupación de salas comunes. «La prevención colectiva es tan importante o más que la prevención individual cuando se trata de una residencia», señala Cristina Diez Flecha, coordinadora de residencias en la Gerencia de Primaria.
El covid-residencias empezó e en marzo cuando la Gerencia de Atención Primaria vio que «los equipos estaban saturados y las residencias agobiadas», comenta Ana Rivero, directora de Enfermería. El caso de Mensajeros de la Paz de La Bañeza fue el punto de inflexión. «Fuimos a residencias, congregaciones religiosas, pisos tutelados; fue dramático. Intentamos que los que necesitaban hospitalización se desplazaran y los que no, estuvieran atendidos en las residencias», explica.
Ahora vuelven a la acción con especialistas en prevención de riesgos como la fisioterapeuta Sabina Diez González. Las características arquitectónicas de cada centro condicionan el doble circuito de covid y no covid —limpio y sucio— que tienen que habilitar para expulsar el virus poco a poco. La higiene, llevada al extremo, es fundamental.
«Al principio no tenía aceptación, nos miraban con recelo, como si fuéramos inspectores. Ahora nos llaman para que les ayudemos y nos despiden dando las gracias, añade Rivero. Su misión es aportar soluciones, no abrir expedientes. También imparten formación al personal de residencias.
El «ojo clínico» del personal médico y de enfermería determina las medidas a adoptar. «En las que ha habido problemas se precisa más prevención que en las que no ha habido. Prevenimos y paliamos. Ahora ya sabemos cosas que al principio desconocíamos. Contamos con que el virus va a entrar. Lo importante es pararlo a tiempo. Si llegamos antes del diluvio hay menos mortalidad», explica el gerente. Durante los primeros meses, morían tres de cada diez mayores infectados. Ahora se ha bajado la incidencia de la mortalidad. Y son muchas las residencias que han esquivado al virus. Pero no hay que confiarse. Y ante cualquier sospecha es mejor extremar las medidas que no lamentarse.
La Gerencia de Atención Primaria da prioridad a las PCR de residencias, tanto de residentes como trabajadores, que se envían al Laboratorio Pecuario para tener resultados en el día.